Una tienda de toda la vida

En esta ciudad a la que tanto le gusta recrearse en la nostalgia de lo que ha sido, hablar de las tiendas “de toda la vida” significa dedicar obituarios, bien a las que desaparecieron del paisaje de un centro ahora franquiciado, bien a las que se llevó por delante la fiebre del comercio online. Vidas hay muchas, y no todas compraron sombreros en Rusi ni juguetes en los Guillermos. Para mí, un comercio “de toda la vida” es aquel que me ha acompañado durante la mía. Por ejemplo, la tienda a la que iba de adolescente, friki y sin dinero, a cotillear las estanterías de cómics y figuritas aún sabiendo que no podía comprarme nada. Viéndolo con perspectiva no nos ha ido muy mal ni a la tienda ni a mí: yo me puedo permitir compensar aquellos años de hojeadora insolvente comprándoles alguna novela gráfica y ellos, que han sobrevivido a crisis y pandemias, están celebrando su 20 cumpleaños.

Me gusta Crash Comics porque siempre son simpáticos y porque fueron valientes y consiguieron hacer de su pasión una manera de ganarse la vida, y aún así no dan la chapa con lo del espíritu emprendedor, el “si quieres, puedes” y los beneficios de ser tu propio jefe. Me gusta también porque están arraigados al territorio y no lo presumen, sino que lo practican. La última prueba de ello es que, para celebrar su 20º aniversario, han puesto a dibujantes de la ciudad a contar historias sobre Córdoba. El resultado es ‘Loca’, un cómic que en su contenido habla de vivienda y especulación, pasado y presente, diversidad y tradiciones, pero que en su continente dice todavía mucho más por el simple hecho de existir. Dice, por ejemplo, que al contrario de esa letanía tan cansina de que en Córdoba nunca pasa nada, la ciudad tiene pulso creativo y una comunidad con ganas de mantenerlo. Que incluso en tiempos oscuros en los que es tan difícil encontrar algo bueno que decir, hay historias de esperanza. Tantas como para un segundo tomo de ‘Loca’. Tantas como para otros 20 años de refugio en una tienda “de las de toda la vida”.