Presentación del libro ‘Historia de la SCA Bedmarense (1950-2025), el cultivo del olivar, sus mejoras y la producción del AOVE’, del cronista oficial

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Tenía lugar en el Salón de Actos del Centro Cultural ‘García Lorca’ de Bedmar, con intervenciones del presidente de la S.C.A. ‘Bedmarense’, Agapito Vega Adán, ejercía de presentador del autor el socio-gerente de la entidad, Julián Quesada y el autor de la obra, José Manuel Troyano, cronista oficial de la Villa de Bedmar.

La S.C.A. ‘Bedmarense’ que tras la fusión de las dos cooperativas existentes en la localidad ‘San Isidro’ y la ‘Bedmarense’, en el año 1994, se ha convertido en una de las más importantes de la comarca con una clara proyección provincial, nacional e internacional, con la consecución de numerosos premios y reconocimientos a la calidad y comercialización de sus aceites.

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El presidente de la Cooperativa ‘Bedmarense’, Agapito Vega, daba a conocer los actos previsto para el día siguiente, con el acto institucional-central de la ‘XXV Fiesta del Olivar y el Aceite de Oliva de Sierra Mágina’, a desarrollar en las propias instalaciones de la entidad, “… Estamos realizando durante esta semana diversas actividades dentro del programa Fiestas de la Oliva y el 75 aniversario de la cooperativa. Mañana en el salón de actos de la cooperativa tendremos un acto que intervienen el presidente de la diputación Francisco Reyes, la delegada de Agricultura de la Junta de Andalucía, Soledad Aranda, el alcalde Bedmar Enrique Carreras, el presidente de la Denominación de Origen, Salvador Contreras, y yo como presidente de la cooperativa.

Y, además, habrá una conferencia a cargo de Manuel Parras y José Antonio Gómez, ‘La regulación de la oferta del mercado oleícola. ¿Es posible alcanzar unos precios más estables?’ Es una conferencia muy interesante.

Y, a continuación, se hará la entrega de los reconocimientos por el 75 aniversario de la cooperativa y entrega de los premios de la Denominación de Origen.

Y también tendremos una copa de vino. Espero vuestra asistencia. Y esta tarde, julio, va a presentar el libro de la cooperativa, Historia de la Cooperativa Bedmarense.

Y, antes de que empiece, darle las gracias a José Manuel por regalarnos este libro, que va a servir, que va a servir como un valioso documento para las presentes generaciones y futuras…”.

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A continuación, Julián Quesada, hacía un primer acercamiento a la historia de la Cooperativa Bedmarense y presentaba, con algunos datos de la biografía del autor, “…Hoy, con motivo de la celebración del 75 aniversario de la fundación de la cooperativa, os hemos convocado para conmemorar el acontecimiento. 75 años de historia, de trabajo, de sueños y de progreso compartido.

Hace 75 años, en 1950, nuestros abuelos y padres decidieron crear una cooperativa agrícola para defender y mejorar la rentabilidad de sus campos, en un tiempo de desafío. Comprendieron que la unión hace la fuerza, que el esfuerzo colectivo era el camino para dar valor a nuestro olivar y nuestro aceite.

75 años después, todavía sigue siendo un modelo de muchos agricultores. A esos socios fundadores que sentaron las bases de lo que hoy somos, nuestro eterno agradecimiento y recuerdo.

Su legado es la raíz más profunda de nuestra cooperativa. En el transcurso del tiempo, Cooperativa Bedmarense ha sido mucho más que un lugar donde entregar nuestra cosecha. Ha sido un pilar fundamental para Bedmar, un motor de desarrollo rural, una casa para nuestra familia y un símbolo de nuestra identidad.

Hemos compartido alegrías y superado dificultades, siempre con la mirada puesta en la calidad de nuestro aceite, en la honestidad de nuestro trabajo y en el bienestar de nuestros socios y socias.

La unidad, la transparencia y el compromiso han sido y seguirán siendo nuestros valores más irrenunciables.

No quisiera dejar pasar la oportunidad de recordar y agradecer el esfuerzo de todos los socios y socias, de todos los presidentes y sus consejos rectores que con su liderazgo y visión han guiado el rumbo de la Cooperativa Bedmarense que hoy conocemos.

Su dedicación altruista y voluntaria ha sido ejemplar.

Por supuesto, mención especial y profundo agradecimiento a todos y cada uno de los trabajadores y trabajadoras que han formado parte de esta gran familia, en especial a los que ya no están, a nuestro querido Francisco Martínez Matías Carreras, a todos los tractoristas, también a los que siguen con nosotros José Gómez, Pedro Martínez, Juan Pedro Medina, al personal de molino y, cómo no, los que aún estamos a pie de cañón. No dudéis que lo damos todo por nuestra Cooperativa Bedmarense.

Miramos el presente con orgullo, nuestra Cooperativa Bedmarense es un referente, un ejemplo de cómo la tradición y la modernidad pueden ir de la mano. Hemos abrazado la innovación, la digitalización y ahora debemos ser más sostenibles que nunca. Recuperar nuestros suelos, crear biodiversidad, reducir la huella de carbono, en definitiva, restituir el equilibrio natural, conscientes de que son las herramientas para construir el futuro de nuestro aceite de oliva virgen extra y de nuestra tierra.

El olivar tradicional tiene que diferenciarse de lo intensivos y super-intensivos. Hoy, gracias al esfuerzo de muchos años, tenemos clientes potenciales que nos respaldan y nos apoyan económicamente.

Debemos mirar al futuro con ilusión y determinación, marcarnos nuevos retos para ser más competitivos, tanto en el campo como en la fabricación.

Tenemos que conseguir que la mujer participe más en la gestión cooperativa y en nuestros proyectos y nuevos proyectos alternativos en la elaboración de aceite, todo ello relacionado con el olivar, que da vida y valor añadido a nuestra aceituna.

Tenemos que invertir en tecnología, en formación para que nuestros jóvenes, nuestro relevo generacional, encuentre atractivo el sector del aceite de oliva. Sin gente joven no hay futuro en nuestros pueblos.

Tenemos que ser más eficientes y promocionar nuestro tesoro, el aceite de oliva virgen extra, el oro líquido de Bedmar. Trabajaremos para que las próximas generaciones encuentren una cooperativa aún más fuerte, más competitiva y, sobre todo, más unida.

Gracias de todo corazón por estos 75 años.

Gracias por vuestra confianza, por vuestro trabajo y por creer en este proyecto común.

Que estos 75 años sea sólo el principio de una historia aún más larga y próspera. Gracias al Ayuntamiento de Bedmar, que siempre nos arropa y nos apoya como una de las empresas más importantes de Bedmar.

Y a la denominación de origen Sierra Mágina por trabajar en pro de la calidad del aceite de nuestra tierra y que, gracias al trabajo técnico riguroso y constante, lleva el nombre de Magnasur y de Bedmar fuera de nuestras fronteras. Garantizando la calidad y el origen de nuestros aceites y ayudándonos en una mejora constante.

Para hacer aún más inolvidable esta conmemoración, tenemos el privilegio de presentar un libro que recoge los 75 años de historia de nuestra cooperativa.

Una obra que ha sido posible gracias al talento y la dedicación de nuestro paisano, el cronista oficial de la Villa de Bedmar, don José Manuel Troyano Viedma. A quien aprovechamos para felicitar por la reciente medalla de oro de nuestro pueblo. Don José Manuel, con 50 años como cronista, toda una vida como docente y habiendo sido incluso alcalde en la primera etapa democrática, ha volcado su sabiduría y pasión investigadora en este valioso documento que servirá de legado para las futuras generaciones.

Gracias don José Manuel por regalarnos esta memoria escrita.

Para don José Manuel Troyano Viedma, todos los senderos de su vida tienen una meta clara para todos, pues todos conducen al mismo sitio, Bedmar y la comarca de Sierra Mágina.

El comienzo de este caminar tiene una fecha y una hora exacta, su nacimiento, las cinco y media de la tarde del día 1 de enero de 1950, en la casa de su abuelo materno, ya que sus padres estaban asentados en la vecina y querida Villa de Albanchez de Úbeda, hoy Albanchez de Mágina.

En el otoño de 1957 regresó su familia a Bedmar y comenzó a asistir a la escuela de don José Fernández Rodríguez y pasar al año siguiente al grupo escolar Diego Medina, con el maestro don Bienvenido Medina López.

En 1959 se examinó de ingreso en el Instituto Virgen del Carmen de Jaén, preparado por don Pedro García Pardo, una vez admitido, cursó por libre primero de bachillerato en el referido instituto preparado por el ingeniero técnico don Manuel López Rodríguez.

A partir de 1962 cursó el resto de bachiller elemental y superior interno tras obtener beca del MEC en el colegio salesiano ‘Santo Domingo Savio’ de Úbeda, Jaén y realizar PREU en el colegio ‘Ave María’ de Granada, ciudad en la que se licenció en historia en la facultad de filosofía y letras entre 1968 y 1973.

En el curso 1973-1974 comenzó a trabajar en el INEM, Instituto Nacional de Enseñanza Media ‘San Juan de la Cruz’ de Úbeda, de donde pasaría a la escuela de maestría industrial e instituto de enseñanza superior Los Cerros, desde donde pasó al Instituto Politécnico Maimónides de Córdoba y en 1990 marchaba a Granada al Instituto de Enseñanza Superior Nadamar con un apasionamiento por la docencia y la dirección de centros de enseñanza y formación que le ha llevado a tener una carrera profesional plena, que le ha posibilitado alcanzar las máximas cotas en su profesión como doctor en historia moderna y contemporánea de España y América por la Universidad de Córdoba en 1992 y catedrático de Geografía, Historia y Arte de Enseñanza Media desde 1994 y como investigador se ha hecho acreedor a los siguientes galardones académicos correspondientes de la Academia Bibliográfica Mariana Virgen de la Capilla de Jaén en 1988, vocal de Historia del Instituto de Estudios Jienense, Premio Jaén de Investigación en 2014, miembro de honor de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales desde 2021, así como medalla de oro de la Villa de Bedmar desde el pasado 9 de mayo de 2025 y ser autor del libro conmemorativo sobre los 75 años de la sociedad cooperativa andaluza-Bedmarense y que hoy presentamos motivos por los que le damos las gracias.

Todos sus escritos están dedicados a todos los bedmarenses que están orgullosos de su pasado, revitalizan su presente y construyen el futuro del pueblo que lo vio nacer o fueron recibidos en él, bajo el amplio manto de la patrona la Santísima Virgen de Cuadros, aunque finalmente una cosa les diré, seguirá investigando y publicando mientras tenga fuerzas para ello, no les quepa la menor duda. Muchas gracias a todos y disfrutad de las palabras de nuestro cronista don José Manuel Troyano Viedma...”.

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El autor, José Manuel Troyano Viedma, en su intervención explicaba que el libro recoge mucho más que la historia de la cooperativa ‘Bedmarense’, con capítulos dedicados a la propia historia del municipio en los últimos 75 años, durante la vida de la entidad, desde el año 1950, la evolución de la producción del aceite de oliva en épocas romana e incluso árabe, incluso la climatología y la evolución de los riegos, “… Y espero que este libro, que he dividido en cuatro capítulos, con el fin de recoger también a ellos no solamente la historia de la cooperativa para conmemorar este 75 aniversario, sino que también hay unos capítulos introductorios en los cuales se habla de la evolución del olivar y cómo se trabajaba el olivar a lo largo de la historia en Bedmar.

Después, también, un capítulo dedicado a la población, es un largo periodo, son 75 años, ver cómo estaba Bedmar en 1950 y cómo se encuentra en 2025, y también la climatología y el uso de las aguas que dispone nuestro término a lo largo de esos 75 años. Todo ha cambiado muchísimo, como hemos comentado con algunos aquí al principio.

Y luego, después, el cuarto capítulo está dedicado íntegramente a la historia de la cooperativa. Una cooperativa que nace el 30 de junio de 1950 y que a partir de esa fecha comienza a echar a andar su trabajo hasta nuestros días, con la esperanza de que siga pues nuestra gran empresa, que yo creo que es la única y principal empresa de nuestro municipio.

No solamente se analiza cómo estaba, cómo está y cómo deberá de estar esa cooperativa de cara al futuro, y sobre todo, como ha dicho el presidente, como ha dicho Julio, la verdad es que creo que este trabajo sea el inicio de otros trabajos.

Es un trabajo de investigación, que he podido llevar a cabo gracias a la amabilidad de la Junta Rectora de la Cooperativa Bedmarense, que me abrió las puertas de su archivo. Un historiador o un investigador, si no tiene fuente, pues la verdad es que poco puede hacer. Yo puedo tener mi archivo personal, mis memorias, que alcanzan esos 50 años que llevo de cronista, porque los 25 anteriores no me cuentan, porque mientras eres un niño, luego joven, adolescente, estudiante, pues la verdad es que en esos años estás dedicado al último. Pero ya cuando terminas la carrera, te estabilizas y tal vez puedes decir que empiezas a trabajar. Sin esos documentos de las actas de la Asamblea, tanto ordinarias como extraordinarias, los acuerdos de la Junta Rectora, los contratos que se inician al principio para echar en marcha una empresa, y luego después los estatutos, su evolución a lo largo de estos 75 años. Pues ha habido que reformarlos, porque ha habido que adaptarse a las nuevas leyes que han ido surgiendo…

En fin, yo creo que este trabajo puede servir para esos alumnos que están haciendo esos máster y que siempre les exigen sus profesores ese máster de carrera, como un día le ocurriera a Cristóbal Viedma Martínez, que gracias a su trabajo que realizó en ese sindicato hubo rescatado algunas de las imágenes de nuestra antigua cooperativa. Es decir, todo está para ser utilizado. Y yo creo que el campo que abarca en la cooperativa desde el punto de vista social, económico, administrativo, político, se pueden hacer bastantes trabajos de investigación, siempre contando con el archivo de esa cooperativa, que por lo que me consta de esta junta directiva está siempre abierto a todos los investigadores y a todas personas interesadas.

Este cuarto capítulo lleva un anexo, y ese anexo no podría ser otro que es dedicado a la denominación de origen Sierra Mágina, desde que en el año 1995, las consejería de Agricultura y Pesca de la Junta Andalucía crearon la denominación de origen. Una denominación de origen que comenzó, como todos saben, en nuestra antigua cooperativa de San Isidro, y luego después pasar al principio del siglo XXI a la nueva sede que todos conocéis. Como finalizar, pues lleva fuentes y bibliografía, pues claro, todo no sale de la cabeza de la persona que escribe el libro, sino que hay que utilizar esas fuentes y esa bibliografía.

Y por último, pues unos pequeños datos biográficos de este cronista que lleva, como habéis dicho, 50 años realizando la labor de cronista lo mejor que he podido y he sabido. Y espero, pues como dice Julio, seguir haciéndolo mientras tenga fuerzas. El día que no tenga fuerza, pues habrá que plegar la toalla y dedicarse a sestear…

Voy a intentar haceros con esta diapositiva, esta presentación que he realizado, para hacer hincapié en algunas cosas que pueden ser importantes para el conocimiento y la profundidad de lo que ha hecho nuestra cooperativa y de lo que han hecho los hombres y mujeres a lo largo de estos 75 años en todos los campos relacionados con la agricultura, porque al fin y al cabo el trabajo del campo fructifica cuando llega esa aceituna al molino y se transforma en él y siempre procurando obtener el máximo beneficio y la mejor calidad de la aceite.

Todo el mundo sabe que Bedmar y García, desde el 20 de mayo de 1975, conformamos un ayuntamiento, el Ayuntamiento de Bedmar y García, dentro de la Comarca de Mágina, de la Provincia de Jaén, de la Comunidad Autónoma Andaluza, de la Nación Española y de Europa.

Desde ahí, nuestro municipio se extiende a toda la historia de lo que es la producción de oliva y Bedmar es hoy un municipio del olivo. Siento decirles que esta celosía que había en la Pililla ha desaparecido por su deterioro, pero la verdad es que me gustaría que volviera, por lo menos, simplemente que pusiera ‘Bedmar municipio del olivo’, porque creo que es lo que hoy más nos caracteriza. Hace unos años tuvimos una revolución, si se llama revolución, no entre comillas, sino revolución, cuando se buscaba un cultivo alternativo al olivar y encontramos el esparrago, el pimiento del piquillo, que desde el año 92 hasta el año 2017, pues ha sido como un campo de trabajo, sobre todo para la mujer, en el aspecto del trabajo que se realizaba en esas industrias de transformación agraria y de productos hortícolas.

Pero bueno, hoy estamos solamente con el aceite y hay que sacar.

He de decirles que ya en la época romana el aceite tenía un gran predicamento, en la época árabe se fue cimentando aún más y he encontrado como el cordobés Ahumaruán hablaba de tres tipos, bueno, de cuatro tipos de aceite. El Zahí Alma, así denominado, era el mejor del aceite, era de color dorado y verde y además se producía con las aceitunas maduras, poco prensadas, sin mezcla de agua, ni de sal, ni otros elementos.

Luego estaba el Zahí Alma Sara, el más utilizado, el que se utilizaba para el alimento, para cocinar.

Y luego después había otro que era más barato, que con los restos de los anteriores se cocía y era muy útil para lamparillas, sobre todo para la iluminación y para un buen jabón. Pero había también uno que llamaban el Ofancino, se cogía en el mes de agosto, con la oliva verde, todavía sin madurar, y a mí pues me recuerda ese a nuestro producto temprano, aunque lo cojamos a finales de octubre, primeros de noviembre, pero mirad cómo el mundo árabe, gran conocedor de la historia del aceite, ya utilizaba estos cuatro tipos, que al fin y al cabo son los que seguimos utilizando.

Ese Ofancino, la verdad, que está ahí. En aquella época solamente se utilizaba para productos de belleza y sobre todo para la salud, la salud del ser humano. Nuestro pueblo, todavía, nuestro pueblo, y hablo de Bedmar, de dos Bedmar, uno hasta 1407, que vive pegado a la Serrazuela, y otro después de la destrucción y la reconquista por la Orden de Santiago del poder musulmán granadino en 1409. Prácticamente podemos decir que nuestro actual municipio, el municipio en el que vivimos, tiene de vida desde 1409 hasta 2025, el actual municipio en el que se desarrolla nuestra vida.

Bien, en las ordenanzas de 1480 ya se hablaba, que luego después se van a reformar en 1538, ya se hablaba de que cuando los agricultores vayan al campo, que hacen las bestias. No porque hubiera mucha oliva, se podían comer el fruto de los Bedmar, es que, generalmente, donde más se producían, las huertas. En las huertas, además de la oliva, había también muchos frutales. Esto sí que era importante y exportaba a mediados del siglo XVI en las relaciones topográficas se hace una clara muestra de cómo se exportaban productos ópticos y frutales hasta Madrid. Estamos hablando de 1575…

Más adelante, en el siglo XVII, a finales del siglo XVII, en 1593, el ayuntamiento, el concejo de la villa, estaba bastante endeudado y, entonces, pues se encarga al corregidor, encarga al síndico personero, don Salvador de Viedma, que haga una encuesta con ocho preguntas en la que van a responder tres clérigos y tres trabajadores del campo. Y, en ellos, sacamos la conclusión de que Bedmar, en ese momento, pues la cosecha era corta. Y otro de ellos, en su situación, era tan corta que, incluso siendo buena la cosecha, tampoco llegaba para abastecer a toda la población.

Y así nos metemos ya... Bueno, ahí vemos también, por ejemplo, la producción en arroba de esos primeros años, de la primera mitad y primer cuarto, primer tercio del siglo XVIII, en el que vemos cómo, según el año, si la cosecha era corta, el precio de la arroba subía, el aceite se encarecía. Si era abundante, bajaba. Y por eso esa frustración que ven ustedes, 10 reales la arroba o 11 reales en 1750, a 6 en 1752.

Quiere decir que en 1752 fue una cosecha bastante importante. Con el catastro del Senado, ya en 1751, tenemos datos ya concretos de nuestro término, donde tiene 8.070 hectáreas, aproximadamente unas 13.000 fanegas, y en el que tenemos solamente 500 hectáreas... Bueno, 500 fanegas, aproximadamente unas 815 hectáreas dedicadas al cultivo del olivar. De riego, muy poquita cantidad, 92 hectáreas, fanegas mejor, y 458 de secano.

Daban lugar a esas 500. El mapa que nos presenta del término de Bedmar, y luego después, en 1752, tendríamos aproximadamente unas 25.000 olivas plantadas, de las cuales casi 4.000 eran estacas, con lo cual, rendimiento nulo hasta ese momento. El valor de la roba, de esas 5.775 robas, a 6 reales, como hemos visto antes en el gráfico anterior, dedicaba un real, un real de millón, con la peseta, equivalía a 25 céntimos.

Fusión dos cooperativas

En 1987, el cultivo se hace más extensivo, ya tenemos 2.075 hectáreas de regadío y 3.887 de secano. Y dos cooperativas que se dedican a la fábrica ya han dejado prácticamente desaparecido. Para esa fecha, ya no queda ninguna fábrica de aceite en Bedmar, solamente quedan dos sociedades agrarias y agrícolas que son la cooperativa bedmarense y la cooperativa San Isidro, que es una derivación de la fábrica de los Paquillos, de los Fernández, de Don Francisco Fernández Mata y sus hijos, que estaba en la calle Mayor.

Y a partir de ese momento, cuando ya deja de caer, es cuando se mete de lleno sobre todo Francisco y los hermanos Fernández Rodríguez en la cooperativa de San Isidro. Una cooperativa que se ha mantenido hasta que se asoció con la cooperativa bedmarense y que luego después, ya una vez asociada, fue utilizada a partir del 95, como he dicho antes, por la denominación de origen. Era la que estaba en la variante de la carretera de Mancha Real a Cazorla.

Entre 1984 y 1987, las dos cooperativas, en las campañas del 84 al 87, esa es la producción que molturaba, de 6.250.000 kilos, pasando a casi 5 en la siguiente, y 5.230.000 en el año 98 y 87. La producción de aceite varía de 1.404.000 kilos a 1.093.000 kilos. Siempre los rendimientos entre un 22% y un 20%...

Yo creo que, por lo que yo he visto en los análisis que hace siempre la cooperativa, pues estos datos están sacados de esas actas y de esos análisis económicos que se hace cada año la cooperativa y que informa a los socios cada año. Es una cosa que ahí lo ha hecho la cooperativa desde que se fundó y lo sigue haciendo, ahora a través de interoleo, pero lo sigue haciendo y informando a sus socios. Vemos que el rendimiento no es muy alto.

A lo mejor se puede alcanzar 23%, en algunas ocasiones el 24%, pero menos. En la media podemos decir que un 22% de rendimiento. Por lo menos los datos que yo he trabajado y he trasladado a este libro.

Lo que sí nos ha dejado en 1996 es ese paisaje espectacular, ese paisaje de olivar, ese manto verde, que nada más que por mantenerlo nos tenía que pagar la Unión Europea. Nada más que por mantenerlo, porque la verdad es que es preciosa la imagen en cualquier punto cardinal que miramos de nuestro término municipal.

Proceso de fusión

“… Se produce por absorción de la cooperativa Bedmarense a la de San Isidro. Perdiendo personalidad la de San Isidro, porque cada vez eran menos socios, molturaban menos kilos de aceituna, en los años 70 llegaron a ser muchos socios, pero en los años 80 y 90 empezaron a caer en declive, y fue absorbida… Fue una absorción natural, sin ningún trauma… la fusión se hizo en el año 1994…”.

Riegos y curiosidad de la zona agrícola de Bedmar

Se planteaba en algunas ocasiones en debates que se han producido, como veremos, o el presente y futuro de Río de Olivar, con Juan Miguel ahí al frente de ese trabajo, porque claro, el agua es un recurso inagotable. El agua, si no llueve, los veneros se secan. El uso que hacemos de ella es cada vez mayor, porque tenemos más necesidades de ese agua.

Y si no la cuidamos, la verdad es que difícilmente podemos mantener ese agua. Esa imagen que hay ahí es el alcalde de los Jimenatos a su paso por el barranco de San Esteban en el año 65. Y la otra es más reciente, en el año 2019, cuando se hizo ese taller del pasado, presente y futuro del riego de Olivar.

Las comunidades de regantes

Las comunidades de regantes han sido importantísimas, porque sin ellas, difícilmente hubiéramos pasado del riego a manto al riego por goteo. Y hay que hacer un aprovechamiento cada vez mayor.

Menor cantidad de agua, pero mayor aprovechamiento. Aunque Olivar sabe que necesita 9.000 litros al año, y eso difícilmente se puede dar. Pero, bueno, se intenta, por lo menos, dar el máximo histórico de todo, el agricultor siempre mirando al cielo y pidiendo que llueva.

Sobre todo que llueva, como tiene que llover, en el tango agrícola de septiembre a septiembre, sobre todo en la primavera y en el otoño, en espera de la cosecha…”.