Desconectar Jerez es condenarla al olvido
La firma de Antonio Mariscal en Hoy por Hoy Jerez
Desconectar Jerez es condenarla al olvido
Por Antonio Mariscal
Presidente del Clúster Turístico Destino Jerez
Las cifras no engañan: la ruta aérea Jerez–Madrid ha tocado fondo. Hemos perdido un 37 % de pasajeros respecto a 2019. Por primera vez, la conexión con Barcelona supera a la de la capital. Y lo más grave: apenas quedan aviones con capacidad y frecuencia suficiente para sostener un mínimo flujo de viajeros. Nos estamos desconectando. Y cuando un territorio pierde su conexión, empieza a perder su voz, su presencia y su futuro.
Pero esto no es solo un problema de datos. Es un problema de modelo de desarrollo. Porque el turismo —ese motor silencioso que mueve empleo, inversión, cultura, gastronomía y esperanza— no llega por arte de magia. Llega por tierra, mar… y, sobre todo, por aire. Y si no hay conexión con los grandes nodos del país, Jerez no existe para el viajero internacional. Así de claro.
No tener una buena conexión con Madrid o Barcelona no es solo una molestia logística. Es una sentencia de irrelevancia. En un mundo donde el turismo asiático crece año tras año, y donde las grandes rutas intercontinentales desembocan en Barajas y El Prat, estar mal conectado a esos aeropuertos significa quedar fuera del juego global. Sin enlaces fáciles, ni un japonés ni un coreano ni un indio pisarán nuestras bodegas, nuestros tablaos o nuestros restaurantes. Nos estamos autoexcluyendo.
¿Quién va a venir a invertir en hoteles o a organizar un congreso si llegar a Jerez se convierte en un rompecabezas? ¿Cómo atraer a un visitante de alto nivel si no puede volar directo o al menos enlazar cómodamente desde Madrid?
No basta con hacer campañas de promoción turística si no se garantiza accesibilidad real. Podemos tener los mejores atractivos del mundo —y los tenemos—, pero sin conectividad no son más que promesas sin acceso. Es hora de que las administraciones públicas —AENA, Junta, Diputación y Ayuntamiento— tomen cartas urgentes en el asunto. Porque cada semana que pasa con esta ruta en mínimos, perdemos oportunidades que no volverán.
Jerez ha demostrado que tiene marca, cultura, talento y ganas. Pero no puede avanzar con un aeropuerto que languidece ni con una ruta principal convertida en anécdota. No estamos pidiendo favores. Estamos exigiendo infraestructuras acordes al potencial que tenemos.
Si no reaccionamos ahora, dentro de unos años miraremos atrás y nos daremos cuenta de que perdimos el tren —o mejor dicho, el avión— o mejor aún , los dos, por no alzar la voz a tiempo. Y entonces será demasiado tarde.
