Es hora de la verdad

Morón de la Forntera

Me arrepiento pueden ser las dos palabras más utilizadas estas semanas, pero todo depende de la verdad que lleve y con la forma en la que se emplee.

El arrepentimiento lleva implícito que el daño causado no sea doloroso para el que lo recibe, por tanto, siempre se espera que ese arrepentimiento sea de verdad, sincero, con el corazón expuesto y expuestas las acciones, el camino correcto, la palabra verdadera y la transparencia en la mirada, la única que no puede disfrazarse.

Que el barco se está hundiendo está claro, pero lo que no sabemos es si ese barco llevará a buen puerto a los que navegamos en él, aparte de la múltiple tripulación que dirigen el puente. Si sus pasajeros sabremos si el capitán abandonará el ultimo o saldrá antes y si el capitán podrá pedir perdón por la mala travesía a la que somete a los que en el barco viajamos.

¿Se arrepentirá de ello o continuará a la deriva con el barco haciendo aguas?

Este Titanic se hunde, acompañado de los músicos que nada tienen que ver con los de la película, éstos han destrozado el barco a base de música con ritmos eróticos festivos y todo pagado con su dinero y el mío, porque usted y yo hemos pagado nuestro billete con el sudor de nuestra frente, con nuestros impuestos, que curiosamente ahora declararemos en nuestras rentas, sabiendo que además les pagamos su maravilloso sueldo, pero ellos, además de hundir el barco, saltaran de éste con su flotador protector marca nacional.

Hoy, llevamos ya dos días de verano, le dimos la bienvenida al solsticio de verano con el día más largo del año, donde el Sol habrá alcanzado su máxima declinación al Norte. Nos llenaremos de días con más luz, sin embargo, en España continúa siendo de noche, reina la oscuridad, no se atisba luz y a este paso no sabremos nada de este arrepentimiento, de todos los problemas que quedan pendientes por falta de dinero, de todas las situaciones por las que agoniza este país, por nuestra seguridad, nuestro bienestar y por todos aquellos que solo viajan en pateras de auxilio y a quienes les faltan flotadores nacionales y sobre todo manos que te ayuden a salvarte y no que te dirijan a las tinieblas del abismo.

¿Qué ejemplo estamos dando a nuestros jóvenes?, los malos no pueden servir de ejemplo y los buenos de burla o cuchufleta.

Nuestra sociedad, nuestra población, debe mirarse al espejo de sus mejores ejemplos, de las personas nobles, inteligentes, solidarias, creadoras, a las que sí querer parecerse y a quienes representan los mejores valores.

El camino solo tiene tramos limpios y claros, el camino correcto. Todos aquellos que se salen por atajos poco claros, deben abandonar este ejemplar estimulo, es hora de la verdad, la hora de ser claros y verdaderos, para poder seguir apostando por un futuro prometedor para las generaciones venideras.

Ese, es el verdadero triunfo sobre la mentira y los engaños.