La enseñanza condenada
La degradación de la educación pública es lo que la convierte, curso a curso, en subsidiaria, ampliando aún más -y esto es lo grave- la brecha social
La Columna de Ana Huguet (30/06/25)
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La comunidad educativa de la localidad sevillana de La Algaba se ha vuelto a echar a la calle. El alumnado del instituto Matilde Casanova estudia desde hace 27 años en un edificio provisional de un colegio de primaria construido hace medio siglo. Han sufrido incendios y cortes de luz recurrentes por un sistema eléctrico deficiente y obsoleto, hay ventanas atornilladas y sin posibilidad de apertura por riesgo de desprendimiento; y hay aulas directamente clausuradas por falta de ventilación natural y ausencia tanto de aire acondicionado como de ventiladores.
En este centro educativo público hay tuberías de amianto, las filtraciones de agua han dañado los techos, la armadura metálica ya es visible en varios pilares de la edificación, la ausencia de ascensor impide la matriculación de estudiantes con discapacidad motora y la salida de emergencia de un total de seis clases con hasta 120 alumnos es una puerta de un metro de ancho.
Desde 2020 hay partidas aprobadas para la sustitución de las tuberías de fibrocemento o para la mejora del sistema eléctrico, pero no se ejecutan; desde hace cuatro años la construcción de un nuevo edificio está licitada, pero no se conoce avance alguno del proyecto. La dejación es total y la degradación de la educación, progresiva.
Según Comisiones Obreras, el número de líneas suprimidas en la pública desde 2019 supera las 2.500 y, en palabras de Ustea, el cierre amenaza el próximo curso a 500 unidades más. El gobierno andaluz vuelve a achacar la clausura de aulas a la falta de demanda por la libertad de elección entre pública y concertada, pero no hay libertad de elección real. El instituto de La Algaba es el ejemplo. ¿Quién se matricularía en un centro así?
La degradación de la educación pública es lo que la convierte, curso a curso, en subsidiaria, ampliando aún más -y esto es lo grave- la brecha social. Ya hay capitales de provincia con más alumnado de 3 años matriculado en escuelas privadas-concertadas que en aulas públicas. Esto es un innegable vuelco del modelo educativo que permite el gobierno andaluz.
