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Marina Jiménez, la joven restauradora a cargo de las obras del Mercado Central de Abastos de Cádiz

Esta sevillana de 23 años ha trabajado en lugares emblemáticos como el Alcázar, el retablo de la Iglesia de San Jacinto o el parque de María Luisa en su ciudad natal

El Club de las Trece - Marina Jiménez

Cádiz

Un cepillo de nailon o un trompo son los materiales que utiliza Marina Jiménez en su jornada de trabajo. Ella es una de las mujeres con arneses y casco que adecenta las columnas y las fachadas de los puestos de un edificio de Cádiz catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). La sevillana, de 23 años, es la encargada de las obras de restauración del Mercado Central de Abastos, un inmueble histórico ya deteriorado que se somete a una reforma desde marzo de este año.

Marina es conservadora y restauradora y tiene a su cargo a cuatro personas que se coordinan en esta reforma integral. “Lo que está, no lo toco, la parte original se respeta al máximo. Las restauraciones anteriores se retiran y se intenta unificar todo”, expresa desde Conservación y Restauración de Bienes Culturales S.L. entidad para la que trabaja.

Esta joven que empezó haciendo Bachillerato de Ciencias de la Salud acabó en una carrera de la que se enamoró desde el minuto uno. Fueron sus padres los que le animaron a adentrarse en la rama artística, para la que le veían potencial. Y no se arrepiente. Marina disfruta entre columnas y rejas, eliminando óxido o cepillando la piedra ostionera. En definitiva, mimando el patrimonio andaluz. “Nuestra labor es mantenerlo, preservarlo y que no de el cante”, dice la restauradora que reconoce que su profesión a veces es bastante desconocida.

En solo dos años, además de completar un Máster de Arqueología náutica y subacuática, Marina ha podido desempeñar su trabajo en importantes enclaves de Andalucía como el Alcázar de Sevilla, el retablo de la Iglesia de San Jacinto o el parque de María Luisa, entre otras iglesias de pueblos.

En estas obras, todavía es poco habitual ver a mujeres jóvenes y sigue llamando la atención su presencia. “Todos son hombres. Ellos te tratan entre algodones, muchos se acercan y ponen en duda mi capacidad. Un día nos dijeron que qué hacíamos en un trabajo de hombres. ¿Cómo es posible?”, sostiene. Queda mucho por avanzar en el sector de la construcción, históricamente masculinizado.