Los 162.000 del festival Icónica

Durante años se comentó el ‘divorcio’ de la ciudad con la Exposición Universal. La maquinaria de obra se afanaba en la Cartuja a finales de los años ochenta, pero aquello se veía con recelo, cuando no era rechazado y cuestionado. Al final, fueron los sevillanos los que más abonos y entradas sacaron hasta que hubo que cerrar la oferta de los pases de temporada. Sevilla hizo suya la Expo. Y ése fue el éxito. Las setas de la Encarnación, que a algunos nos siguen sin gustar, fueron muy contestadas, pero hoy son un éxito porque han revitalizado el sector Norte del casco antiguo y los turistas buscan la foto con la obra del alemán Jürgen Mayer. Dice el arquitecto Alfonso Jiménez que Sevilla se acostumbra a las barbaridades en poco tiempo. Bien mirado, tal vez sea una de nuestras virtudes.

Icónica ha terminado la temporada con 277.000 asistentes, de los que 162.000 han sido sevillanos. Casi el 60% de los espectadores han sido vecinos de la provincia. El porcentaje soñado por muchos negocios, ese equilibrio del 60-40 en la clientela que asegure siempre la demanda.

Hay Icónica para más años. La Plaza de España es ocupada durante 46 días porque así lo estima la ciudad, antes con el gobierno del PSOE y ahora con el del PP. Como se ocupa la Plaza de San Francisco por los palcos, como están inutilizados los cotizados campos de la Feria para usarlos solo una semana al año, como Mérida usa su teatro romano para representaciones de ensueño, con el conjunto monumental con puestos para el consumo antes y después de las funciones; como se celebran festejos taurinos en el anfiteatro romano de Nimes; como la Plaza Mayor de Salamanca, la Navonna de Roma o la de San Marcos de Venecia son usadas y ocupadas de forma estacional para distintas actividades. Son las denominadas apuestas de ciudad. La clave, por supuesto, es no provocar ningún destrozo en lugares monumentales. El éxito de Icónica son los 162.000 sevillanos y, cómo no, las novias celosas que le han salido a la plaza… Blanco y en botella.