Paco Albiac: una despedida lúcida en su obra más íntima

Radio Morón

Sevilla
Recientemente ha salido a la luz Conclusiones, la última obra de Paco Albiac, publicada por Exlibric, Antequera 2025. Este título se suma al conjunto de libros poéticos y narrativos que conforman su universo literario. Desde sus primeras publicaciones, la escritura de Albiac ha sido una búsqueda profunda de sí mismo y del mundo que lo rodea.
Su primer libro de poemas, Fue en Sevilla. Claroscuros, tiene como protagonista a su ciudad natal. En él evoca con delicadeza la memoria emocional que el paisaje sevillano había dejado en su vida. Luego vendrían Retales y algarabías, un homenaje lírico a la infancia y al paso del tiempo, y Luminarias, donde celebra la figura de la mujer y la fuerza vital que representa, con temas como la resiliencia y el amor.
Pero su obra no se limita a la poesía. La narrativa ocupa también un lugar importante. En Los velos del laberinto, Paco Albiac explora el conflicto existencial de un personaje en busca de autenticidad. Mientras que De Durmientes y Caminantes se adentra en una reflexión filosófica sobre la libertad, el poder y la conciencia.
Ahora, Conclusiones llega como el cierre natural de ese recorrido literario y vital. Es su obra más personal y conmovedora: un testimonio íntimo, escrito entre marzo y junio de 2025, tras el diagnóstico de una enfermedad terminal. Durante cinco meses, Albiac volcó en sus páginas la experiencia diaria de enfrentarse al límite, sin miedo ni evasivas.
El libro se compone de fragmentos narrativos, reflexiones, cartas y poemas, en los que va dando forma a su despedida. Entre ellos destacan poemas como Breviario la hacedora de la intimidad infatigable, Confesiones, El Perdón, Ilusiones, Requiebros, Secuencias, Silencios (dedicado a su esposa Amanda, cuyas notas que prosperan indelebles serán las amorosas caricias que arrullarán tus noches plateadas cuando yo ya no esté. Su esposa aparece con frecuencia en esta obra, como su gran compañera, su inseparable enfermera particular, como así le denomina, la que sabe tratar todas sus contingencias, la que es todo para él ) y Universo. También incluye emotivas dedicatorias al equipo de cuidados paliativos, que gracias a ellos, el hogar del enfermo se transmuta en un inimaginable santuario, el sumum donde desaparecen el dolor y la soledad en universo de ternura, su Carta a mi dolor, al que no le huye porque para él es nada, es humo, es un verano desnudo, es una noche sin estrellas..., una escena final de despedida y un capítulo especial de agradecimientos a quienes lo acompañaron en esos meses.
Pero sobre todo, Conclusiones es un mensaje de amor a su hijo, Fidel Albiac. Una despedida escrita con la lucidez de quien ha comprendido, con la sobriedad de quien ha aceptado, y con la luz de quien no quiere partir sin dejar una última palabra verdadera.
El autor —narrador, padre, hombre y conciencia— escribe a su hijo Fidel como quien entrega las últimas palabras desde una orilla a otra: con la dignidad de quien no se aferra a lo que termina, pero tampoco renuncia a habitarlo plenamente. El resultado es un testamento emocional e intelectual, que logra conmover sin sentimentalismos y reflexionar sin grandilocuencias.
Lucidez sin consuelo
El mayor logro del libro es su tono. Albiac se rehúsa a edulcorar la despedida. No recurre a tópicos reconfortantes ni a la tentación de la autoidealización. Su palabra es sobria, honesta, incisiva: se trata de decir lo que hay, sin dramatismo ni negación. Y en esa renuncia a fingir, la obra gana en verdad, en poder y en belleza.
“No me interesa consolarme. Me interesa comprender.”“Vivir no fue nunca huir de la muerte, sino aprender a dialogar con ella sin miedo.”
Estas frases condensan su ética de la lucidez: vivir con conciencia, escribir con coraje, despedirse sin traicionar la inteligencia.
La filosofía como experiencia vital
La impronta filosófica del texto es evidente, aunque nunca académica. Albiac bebe del pensamiento de Heidegger, Camus, Spinoza y Ricoeur, pero no para citarlos, sino para vivirlos. Su idea de la finitud no es abstracta, sino encarnada. La muerte no es un problema: es el suelo mismo sobre el que se levanta la vida que vale la pena.
De ahí que su despedida sea también un gesto ético: un modo de permanecer fiel a la verdad, incluso cuando esa verdad es amarga o irreversible. La lucidez, en este contexto, no es una renuncia a la emoción, sino su forma más madura.
El vínculo entre padre e hijo: palabra como legado
El libro es, en última instancia, una carta de amor al hijo. Pero no una carta cargada de imperativos o lecciones, sino un legado simbólico: una forma de entregar lo vivido, lo comprendido, lo fallido incluso, como material que el hijo pueda recibir no como carga, sino como herramienta.
“No te dejo una herencia, te dejo una brújula. No apunta al norte, pero sí señala el lugar desde donde me despedí de ti.”
En estas líneas se resume la dimensión más conmovedora del libro: el intento de crear una lengua común entre generaciones, un puente de palabras que sobreviva al silencio.
Estética del umbral
Desde el punto de vista estético, Conclusiones se sitúa en la tradición del minimalismo reflexivo. La belleza no está en lo adornado, sino en lo exacto. Albiac no embellece el final, pero lo ilumina. Como Blanchot o Rilke, escribe desde el umbral, desde el borde, pero sin ceder a lo oscuro.
Su lenguaje es terso, limpio, medido. Cada frase está destilada de exceso, como si solo quedaran las palabras necesarias. Esa economía verbal no es sequedad: es respeto. Respeto por el lector, por el hijo, por la verdad y por el acto de escribir cuando ya casi no queda tiempo.
Conclusiones no es solo un acto literario, Es una despedida en forma de lucidez, un gesto de amor despojado de melosidad, un testimonio escrito en la frontera del ser. Es un libro que acompaña: a quien ha perdido, a quien teme, a quien quiere saber cómo vivir cuando el tiempo se acorta, objetivo principal que pretende Paco Albiac en esta obra.
Firmado: Rafael Martín Martín, un amigo y un gran admirador de tu valía y valentía.




