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Cuando 19 alumnos iniciaron un cambio que marcaría a toda una comarca

Los inicios de la formación profesional en Arahal.

Arahal

Rafael Martín Martín, cronista oficial de la ciudad - COMENTARIO Nº 75.

Rafael Martín - LOS INICIOS DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL EN ARAHAL - COMENTARIO Nº 75

Rafael Martín - LOS INICIOS DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL EN ARAHAL - COMENTARIO Nº 75

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Hoy quiero compartir con vosotros un comentario muy especial para mí, porque coincide con una fecha significativa: el aniversario de platino de un reto que asumí en septiembre de 2023. Fue entonces cuando comencé mi andadura como cronista oficial de nuestra ciudad, tras recibir el nombramiento unos meses antes.

Desde aquel momento, me propuse —y así lo presenté al anterior equipo de gobierno— trabajar por dar a conocer nuestra historia y nuestra cultura. Porque entender de dónde venimos es una manera de fortalecer nuestra identidad, de sentirnos parte de un mismo camino que nos ha traído hasta aquí.

Conocer nuestro pasado no solo nos enriquece: también nos une, nos emociona y nos recuerda que Arahal ha sabido avanzar con dignidad, siempre entre la tradición y el futuro.

Durante estos últimos veintitrés meses he intentado dejar constancia, como cronista, de todos los hechos importantes que han ocurrido en nuestro pueblo, así como dar a conocer su pasado. Y hoy, con la misma ilusión del primer día, seguiremos contando juntos la historia de Arahal.

Hoy me gustaría dedicar este espacio a una enseñanza que, más que nunca, se ha convertido en una herramienta clave para el futuro de nuestros jóvenes: la Formación Profesional. Y lo hago, además, con un sentimiento especial de orgullo, porque Arahal tiene una historia que merece ser contada en este ámbito.

Hablar de Formación Profesional en Arahal es hablar de más de 55 años de compromiso educativo. Tuve la suerte de aportar mi pequeño grano de arena durante veintidós años, trabajando como profesor en el IES “ La Campiña”, de ellos tres años como jefe de estudios y trece años como Director. Desde aquellos primeros pasos hasta la actualidad, nuestra localidad ha sabido entender la importancia de ofrecer a su juventud una formación práctica, útil y adaptada a las necesidades del mercado laboral.

Lo que empezó siendo una opción casi desconocida, fue abriéndose paso poco a poco. Con esfuerzo, con visión de futuro y, sobre todo, con una apuesta decidida por parte de docentes, instituciones y familias. Hoy podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Arahal cuenta con una de las ofertas de Formación Profesional más completas de la comarca.

Gracias a esa evolución, cientos de jóvenes han encontrado en la FP no solo una salida profesional, sino una verdadera vocación. Muchos de ellos han logrado abrirse camino en sectores como la sanidad, la informática, la electricidad, la atención a personas mayores, la gestión administrativa, la automoción o el comercio, entre otros. Otros tantos han decidido emprender, generando riqueza y empleo aquí, en su pueblo y en los pueblos de nuestra comarca.

Apoyado por un profesorado joven, que supo adaparse a la realidad de esta nueva enseñanza y que actuó como guía y norte de esta juventud, que aún desconocía la nueva realidad de la formación profesional.

Por eso, recordar hoy los inicios de esta enseñanza es, también, rendir homenaje a quienes creyeron en ella desde el principio. A quienes entendieron que la educación no puede quedarse solo en los libros, sino que debe abrir puertas, ofrecer oportunidades reales y adaptarse a los tiempos.

Arahal ha sabido hacerlo. Ha sabido crecer, diversificarse y ofrecer a sus jóvenes una formación de calidad. Y eso, sin duda, es motivo de satisfacción y de esperanza para el futuro.

Corrían los primeros años de la década de 1960. Arahal, al igual que el resto de nuestra nación, había abandonado esa autarquía que, durante más de quince años, afectó enormemente a nuestra población. Fueron los períodos de los años del hambre, como así se le conocía y se le conoce. Arahal había empezado a despegar desde el año 1955, con una población de cerca de dieciséis mil habitantes y se había producido una importante expansión urbanística de la que ya hemos hablado en comentarios anteriores.

La educación, igualmente comenzaba a plantear nuevos objetivos, a pesar de seguir en vigor aún aquella ley de 1857, conocida como la Ley Moyano, pero el índice de absentismo era menor y ya funcionaban tres escuelas públicas en Arahal, la Coca de la Piñera,( posteriormente Colegio de San Roque) el centro Manuel Cordón y el centro Maravilla Seguras, a la que se añadiría posteriormente el Ruedo. A ello se unió la enseñanza privada, atesorada por la Academia de Don Teodoro y que se convertiría en el año 1967 en el Colegio Libre Adoptado, extendiéndose la educación secundaria dentro de la enseñanza pública.

A todo ello, nuestro pueblo tuvo la suerte de encontrar un buen alcalde, una persona muy adelantada a su tiempo, una persona con una verdadera visión de futuro, que se adelantó a otras poblaciones mayores que Arahal, pero quizás con menos visión. Me refiero a Don Gabriel Mengíbar Ruiz, que ya en los primeros años de esta década de los años sesenta asumía el gobierno del gobierno local, aunque ese desgraciado accidente ocurrido en el año 1963 acabó con su vida.

Don Gabriel, como era conocido cariñosamente, fue el verdadero impulsor de la Formación Profesional en Arahal, pues fue él quien dejó firmado con el entonces Gobernador Civil, recientemente incorporado a este puesto, D. José Utrera Molina, la solicitud del proyecto. Aunque esta enseñanza no comenzó a funcionar oficialmente hasta el curso 1970-71, su creación ya había sido aprobada en el Boletín Oficial del Estado el 3 de marzo de 1966, bajo la denominación de Escuela de Aprendizaje Industrial de Arahal, firmado por el entonces ministro de Educación D. Manuel Lora Tamayo.

El proceso se demoró debido a los trámites burocráticos y al alto coste del terreno —casi quince mil metros cuadrados— que el Ayuntamiento tuvo que ceder al Ministerio. Todo ello retrasó el inicio de las obras, que alcanzaron un presupuesto de más de seis millones de pesetas.

La Escuela de Aprendizaje Industrial de Arahal fue una de las cinco primeras existentes entre las 102 localidades de la provincia de Sevilla, junto a las de Dos Hermanas, Lora del Río, Alcalá de Guadaíra y Utrera, además del Instituto Politécnico de Sevilla.

La normativa que regulaba estas enseñanzas, en ese momento, era la Ley de Formación Profesional de 1955, con un modelo educativo técnico y práctico orientado a la industria. Este sistema contemplaba tres niveles: aprendices, obreros cualificados y técnicos auxiliares, lo que daba lugar a los títulos de aprendiz, oficialía y maestría industriales.

En Arahal, poner en marcha este centro no fue fácil. Sólo 19 alumnos se matricularon en el primer curso, que ofrecía la especialidad de ajustador mecánico dentro de la rama del Metal. El primer director fue D. Manuel Jiménez Rodríguez, acompañado de un reducido grupo de cinco profesores. Le sucedió en la dirección D. Antonio Ortega de los Ríos. Poco a poco, el centro fue ganando protagonismo al incorporar nuevas especialidades, convirtiéndose en un referente comarcal que acogería a estudiantes de localidades cercanas como Morón, Marchena, Osuna, Paradas, Estepa o La Puebla de Cazalla.

La Ley General de Educación de 1970 supuso un importante cambio en el rumbo de la Formación Profesional, estructurándola en dos niveles:

  • Primer Grado, al que se accedía con el Graduado Escolar o el Certificado de Estudios Primarios. Tras dos cursos, el alumnado obtenía el título de Técnico Auxiliar en la especialidad cursada.
  • Segundo Grado, compuesto por tres cursos, otorgaba el título de Técnico Especialista. Una vez obtenido el título, los alumnos podían incorporarse al mercado laboral o continuar en las Escuelas Técnicas Industriales.

Los primeros conserjes Muñiz, Antonio Rodríguez Caro y Antonio Humanes

Aunque esta ley reconocía la necesidad de vinculación con el mundo laboral, no regulaba aún la Formación en Centros de Trabajo (FCT) tal como la conocemos hoy. Sin embargo, en Arahal sí se le dio especial importancia, gracias a la implicación del profesorado y la colaboración de empresas locales vinculadas a las distintas especialidades impartidas y fueron muchos los alumnos y alumnas que realizaron su FCT en las empresas colaboradoras, dándoles la oportunidad que, en un alto índice porcentual, para se quedasen en las empresas trabajando y abriendo así un importante campo laboral con cualificación, finalidad de estas enseñanzas.

Con el tiempo, el centro amplió su oferta con nuevas ramas formativas. A la especialidad inicial de Ajuste se sumaron:

  • Administración: auxiliar administrativo y secretariado.
  • Automoción: mecánica y electricidad del automóvil, y mecánica agrícola.
  • Electricidad: instalador-montador.
  • Construcción: delineación

No todas tuvieron el mismo éxito; algunas, como Ajuste, Mecánica Agrícola y Delineación, desaparecieron por falta de alumnado. El centro contaba con amplias instalaciones, con más de dos mil metros cuadrados, especialmente en los talleres especializados para, primero la rama del metal y después para la mecánica y electricidad del automóvil.

Gracias a la relevancia que la nueva legislación otorgó a la Formación Profesional, el centro —ya conocido como Instituto de Formación Profesional— vivió un gran auge en la década de los 80. Al final de esta etapa llegó a contar con cerca de ochocientos alumnos, más de cuatrocientos de fuera de Arahal, que asistían diariamente en transporte escolar, procedentes de Morón, Puebla de Cazalla y Paradas, amén de varios de otras localidades como Marchena, Osuna o Estepa. Un centro comarcal, que llegó a tener un claustro cercano a los cien profesores.

Una etapa de retos y transformaciones

Fue un período muy próspero para el centro, aunque también complicado, debido a la gran masificación de alumnado que provocaba serios problemas de espacio. El aumento de alumnos era de más de ciento cincuenta por curso académico A ello se sumaban graves deficiencias estructurales en el edificio, especialmente en su cimentación, lo que hizo imprescindible la construcción de un nuevo centro.

A partir del curso 1989-90, el centro se vio obligado a dividir a su alumnado en turnos de mañana y tarde para poder atender a todos. La situación se volvió aún más complicada en el curso siguiente, 1990-91, cuando la cifra de estudiantes rozó los novecientos y hubo que aumentar seis grupos más, llegando así a un total de treinta y uno: quince en el turno de mañana y dieciséis en el de tarde.

A esta dificultad se sumó el cierre de una parte del edificio por problemas en la cimentación. Para seguir impartiendo clases, fue necesario recurrir a otros espacios: en el turno de mañana se utilizó el Centro de Adultos “El Arache” y, por las tardes, el Centro de la segunda etapa del Colegio de Primaria “San Roque”. Además, dentro del propio Instituto de Formación Profesional se habilitó la parte nueva del edificio, recién construida.

Aunque ya se había aprobado la construcción de un nuevo centro y el Ayuntamiento había cedido los terrenos, el proceso avanzaba con mucha lentitud. Esta demora provocó huelgas estudiantiles apoyadas por la entonces APA del centro, generando un clima de tensión y malestar. Finalmente, en 1991 comenzaron las obras, que concluyeron en 1993.

En aquel esfuerzo colectivo jugaron un papel clave el entonces alcalde, D. Manuel Bravo García, y quien les habla, director del centro desde 1988, al frente de un claustro de profesores entregado y comprometido. También fue fundamental la valiosa colaboración de la Asociación de Padres.

Gracias a la implicación de toda la comunidad educativa, conseguimos nuevos terrenos en la zona de El Gamonal, cedidos por el Excmo. Ayuntamiento a la Junta de Andalucía, y se impulsó con rapidez la construcción del nuevo Centro.

La respuesta institucional fue ejemplar: en apenas un año el edificio estaba terminado. En 1993 se inauguró oficialmente, en un acto presidido por el entonces Presidente de la Junta de Andalucía, D. Manuel Chaves González, con D. José Francisco Gago Bohórquez como alcalde de Arahal.

En este mismo periodo, concretamente en 1990, se aprobó una nueva ley educativa: la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo). Esta normativa se implantó de forma progresiva, curso por curso, hasta llegar a los Institutos en el curso 1994-95. Esta etapa marcaría una transformación profunda del sistema educativo, que abordaremos en un próximo apartado.

Sonia Camacho

Sonia Camacho

Sonia Camacho es directora de Bética de Comunicación y fundadora de Estudio 530. Comunicadora andaluza...

 

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