¿Arte o algoritmo? El debate que sacude al mundo del cartel tras presentarse el de la Feria de Morón y Priego de Córdoba
La polémica por el cartel ganador, presuntamente creado con inteligencia artificial, reabre el debate sobre el arte digital.

Luz Corrales (preimpresora digital) y Agustín Israel Barrera (artista local) visitan los estudios de Radio Morón

La Feria de Morón ha saltado a la palestra no solo por sus festejos, sino por una controversia artística que ha avivado el debate sobre el uso de la inteligencia artificial (IA) en la creación visual. El cartel ganador, firmado por la artista Inmaculada Montaño, ha sido cuestionado por su posible elaboración con herramientas de IA y su notable parecido con un cartel anterior de la Feria de Priego de Córdoba, también firmado por ella.
Para analizar este asunto, Radio Morón invitó a tres voces con perspectivas diversas pero fundamentadas: el artista Agustín Israel Barrera, la ilustradora y preimpresora digital Luz Corrales, y el ingeniero informático José Aracil. El objetivo: reflexionar sobre si el uso de IA desvirtúa el arte o simplemente representa una evolución tecnológica más, al igual que ocurrió en su día con Photoshop o la fotografía digital.
Barrera defendió que la IA puede ser una herramienta más al servicio del artista, siempre que haya una dirección creativa clara detrás: “La IA, como el pincel, necesita un creador que marque el camino. La originalidad sigue dependiendo de quién da las órdenes”. Además defendía que el uso de recursos similares en diferentes obras forma parte de una identidad artística.
Corrales, por su parte, fue más crítica. Cuestionó el grado de autoría real cuando se trabaja con IA: “Una idea no entiende de referencias ni tiene ética. Toma elementos sin permiso y los mezcla. Y muchas veces el resultado tiene errores evidentes para un ojo entrenado”. Para ella, equiparar la creación con IA al trabajo de un ilustrador formado y con técnica es injusto y peligroso para la profesión.
Desde una mirada técnica, Aracil explicó que la IA no copia imágenes concretas, sino que aprende patrones a partir de millones de datos y genera composiciones nuevas basadas en esos aprendizajes. Aclaró que la autoría legal depende del grado de intervención humana en el proceso (por ejemplo, a través del prompt), y que existen herramientas que ya permiten detectar hasta qué punto una imagen ha sido generada por IA.
Uno de los puntos más discutidos fue la profesionalización de los concursos públicos de cartelería. Para los invitados, el problema no reside tanto en si se usa IA o no, sino en la falta de bases claras, jurados especializados y retribuciones dignas. “300 euros por un cartel profesional es irrisorio”, señaló Barrera. Luz Corrales añadió: “Si cualquiera puede presentar un cartel hecho en minutos con una IA gratuita, ¿qué valor le queda a la profesión?”.
También se debatió sobre el control ético y legal de estas herramientas. Aracil matizó que la ley europea no reconoce a las IAs como autoras, por lo que los derechos corresponden a los humanos que las utilizan. Sin embargo, en concursos públicos, la transparencia sobre el proceso creativo debería ser obligatoria.
El caso de la Feria de Morón ha dejado más preguntas que respuestas: ¿Debe permitirse el uso de IA en concursos públicos sin restricciones? ¿Es suficiente con que el cartel cumpla su función publicitaria, aunque carezca de un proceso artístico tradicional? ¿Dónde quedan los derechos de autor cuando las máquinas generan el contenido?
Una cosa parece clara: la inteligencia artificial ha llegado para quedarse en el mundo del arte, y las instituciones deberán actualizar urgentemente sus normas si quieren evitar que esta revolución tecnológica borre las líneas que aún separan al creador del consumidor.




