El mejor espeto de la Costa del Sol se hace en Torremolinos
Nicolás Gavín ha ganado la XI edición del Concurso de Espetos
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Málaga
Pocos platos de Málaga son más conocidos que los espetos, pero no todos tienen el mismo sabor. Los mejores se sirven este 2025 en el Paseo Marítimo de La Carihuela, en Torremolinos, y los espeta Nicolás Joaquín Gavín en el Chiringuito Larry. Después de 6 años persiguiendo el galardón, y después de haber conseguido tres veces el tercer puesto, el malagueño se ha hecho con la XI edición del Concurso de Espetos de la Costa del Sol. Ya puedes escuchar la entrevista completa.
El mejor espeto de la Costa del Sol se hace en Torremolinos
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Gavín recuerda con nostalgia el primer plato de espetos que preparó para su familia hace ya 13 años, después de haber aprendido durante toda la vida del buen hacer de los espeteros de la playa en la que veraneaba. "Observando fue como aprendí a hacer mi primer espeto", explica. "Siempre veía al espetero que estaba ahí con su fuego, pasándoselo bien, cocinando, súper contento y decía: 'Este hombre tiene algo especial'. Él quería ser como ellos.
¿La clave de su éxito? La calidad del producto: unas sardinas "bien frescas". O bien pescadas esa misma mañana o bien conservadas con bien de hielo y sal gruesa. Aunque lo que ha llevado al malagueño a llevarse el reconocimiento es la propuesta original que presentaba: un plato de sardinas presentadas sobre una base de pan tostado a la brasa y un pescado virrey acompañado de patatas al horno con una salsa especial. "Es un pescado que vive en la profundidad del mar, a mínimo 200 metros, y sólo se encuentra en el Océano Atlántico y Pacífico. Tiene un color rojo y unos ojos súper grandes, muy llamativos. Además su carne tiene un sabor buenísimo y jugoso. Es único", asegura Gavín.
Cada quién hace las sardinas a su manera. En el Chiringuito Larry, las de Nicolás Gavín se preparan así: "Yo cojo la sardina con mucho cuidado de que no se le rompa nada de la zona de las tripas y la pincho por el lomo con mucho cuidado de no romperla por dentro, al ras de la espina. Dejo todas las espinas del mismo lado de la caña y ahí le pongo la sal y la aproximo al fuego, sin pegarla mucho para que no se achicharre por fuera y por dentro no se haga bien. La dejo a una distancia media".
El oficio del espetero es, para él, estacional. El malagueño compagina su trabajo en la barca del chiringuito familiar con el emprendimiento en el mundo inmobiliario, donde también ha encontrado una ocupación que le apasiona. "Combinando los dos trabajos estoy súper contento", se sincera. Sin embargo, a lo largo de sus 31 años ha sido cocinero, obrero, y "todolólogo", que así es como él se define a sí mismo después de tanto desenfreno laboral.
"No me gusta estar siempre haciendo lo mismo", asegura Gavín, mientras explica que ha viajado mucho y ha vivido una temporada en Gran Bretaña. Aunque siempre vuelve a casa. "Tengo familia de todo el mundo que vienen a verme cada verano y cuando no estoy se van a donde esté trabajando para verme y eso es súper gratificante", explica el espetero. El intenso calor que hace cerca de la barca no impiden hacerlo feliz si un cliente le hace saber lo satisfecho que ha quedado con sus platos.
Nicolás Joaquín Gavín no ha parado de luchar hasta conseguir su objetivo: ganar el Concurso de Espetos de la Costa del Sol. Ahora, con ese reconocimiento por fin bajo el brazo, su meta es clara: "Ganarlo por segunda vez".
