Ohmio, más que atletismo: Cuatro décadas formando atletas… y personas
Un latido de amistad, lucha y sueños compartidos.


Arahal
Rafael Martín Martín, cronista oficial de la Ciudad - Comentario 79.

Ohmio, más que atletismo - Rafael Martín - Comentario 79
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Hoy les traigo un comentario deportivo, el primero de los cerca de ochenta que he tenido el placer de redactar, y lo hago con la intención de rendir homenaje a un club que, durante más de cuarenta años, ha sabido unir a gran parte de la juventud de nuestro pueblo y de localidades vecinas. El Club de Atletismo Ohmio no se limita a cultivar atletas; también siembra valores éticos y sociales que fortalecen el carácter y acompañan a los jóvenes en su camino diario. Su propio nombre ya es un símbolo: el ohmio, que representa el límite y la resistencia que hay que vencer para que la energía fluya, se convierte aquí en metáfora de la vida misma: la constancia frente a los obstáculos, la fuerza para seguir adelante, la disciplina que transforma esfuerzo en crecimiento.
Hace unos días tuve la oportunidad de compartir una conversación muy enriquecedora con personas extraordinarias, profundamente implicadas en una de las actividades más valiosas que se dirigen hoy a nuestra juventud. Me refiero a una representación del Club Ohmio de Arahal, una entidad que ya ha traspasado fronteras, siendo reconocida no solo a nivel local, sino también en el ámbito regional, nacional e incluso internacional.
La cerca de hora y media de charla se pasó en un suspiro. Bastaba con escucharles para sentir en cada palabra el compromiso, la pasión y la entrega con la que trabajan día a día. Su empeño no se limita únicamente al deporte, sino que abarca un propósito mucho mayor: acompañar, guiar y motivar a los jóvenes, ofreciéndoles un camino de valores, de crecimiento personal y de oportunidades que marcan la diferencia en su vida.
Más allá de las medallas o los resultados, lo que realmente transmite el Club Ohmio es un ejemplo de colaboración con la sociedad, de cómo el deporte puede convertirse en una herramienta transformadora y profundamente gratificante. Escucharles fue recordar que, cuando la juventud cuenta con referentes así, el futuro siempre se ilumina con esperanza.
Hoy en día resulta difícil que pase una semana sin que escuchemos o leamos alguna noticia sobre jóvenes arahalenses del Club Ohmio que destacan en los campeonatos de Andalucía, nacional e internacional o incluso que logran batir récords históricos. Son triunfos recientes que todos en Arahal hemos podido y podemos celebrar con orgullo y todo ello es fruto de una larga historia, cuyos orígenes se remonta a 1982.


Y en esos orígenes fueron dos las personas que impulsaron el inicio de la expansión del deporte del atletismo en Arahal, dos grandes personas muy queridas y respetadas en nuestra localidad: José María Gamboa, “el Pena”, y Manuel Lobato. Ellos fueron los primeros protagonistas de una historia que, más de cuarenta años después, sigue viva y creciendo en nuestra localidad.
Lo que comenzó como un simple paseo por el camino del Perú, se transformó en una gran historia. Un grupo de jóvenes, atraídos por la ilusión y el ejemplo de dos pioneros, se unió a aquel reto que pronto se convirtió en familia. Entre entrenamientos, esfuerzo y sonrisas, nació un grupo unido no sólo por el atletismo, sino por valores que aún perduran: amistad, superación y complicidad. Así empezó a latir el espíritu del club Ohmio.
Y es que el deporte, y en especial el atletismo, tiene esa magia: la de crear esos lazos invisibles que van mucho más allá de la pista. Todo comenzó con un reto y muy pronto llegó el gran salto: la primera competición en Fuentes de Andalucía. Allí, nuestros atletas sorprendieron a todos arrasando en cada categoría. Pero más allá de aquel triunfo, lo que realmente nació fue una historia que marcaría a generaciones enteras.
Desde entonces, el Club Ohmio ha tejido lazos con clubes, primero de la provincia, como Écija o Morón y luego de toda Andalucía y España, construyendo no solo rivales deportivos, sino amistades y colaboraciones que siguen vivas después de más de 40 años.
Hoy, más de 150 niños que comienzan con la edad de cinco o seis años y 195 adultos, de los que más de 40 son mujeres, forman parte de esta gran familia. Cada entrenamiento no es solo esfuerzo: es amistad, es superación, es crecer juntos. Con el acompañamiento incansable de su entrenadora María Luisa y de su monitora Adeli Gago, personas infatigables que trabajan altruistamente con esos niños, y en el caso de los adultos el entrenador Manuel Suárez, transmitiéndoles su ejemplo de superación y de lucha, el Club Ohmio demuestra día a día que el atletismo no solo forja atletas, sino también personas con valores y corazón. En el Club Ohmio se trabaja con pasión en todas las disciplinas que engloba el atletismo: carreras, saltos y lanzamientos, a excepción del martillo y la pértiga. Y lo hacen, sorprendentemente, sin contar con unas instalaciones acordes a la categoría de este club ni de la ciudad que lo vio nacer.


Arahal lo merece. Nuestros atletas lo merecen. Y la sociedad entera se beneficiaría de ver crecer este ejemplo de superación, esfuerzo y compañerismo. Porque apoyar al deporte es apoyar la vida.
Lo más bonito de todo lo que rodea al Club Ohmio no son solo los triunfos deportivos —que son muchos y nos llenan de orgullo—, sino algo aún más valioso: la transmisión de valores. En una charla reciente me contaban una anécdota que lo resume a la perfección: el único premio que concede este club cada año no es por medallas ni por marcas… ¡sino al mejor compañero! Ese detalle, tan sencillo y tan grande a la vez, dice mucho de la esencia de esta familia. Porque aquí no solo se forman atletas, se forman personas. Personas que entienden que la verdadera victoria está en el respeto, en la amistad y en crecer juntos.
Y sí, los triunfos son incontables —tantos que muchos ni siquiera los llevan ya contados—, pero eso nunca ha sido lo más importante, como hemos comentado antes. Pero el deporte igualmente es superación y en ese espíritu de superación han sido y son muchos los que brillan con luz propia a nivel internacional: Virginia Humanes que llegó a ser campeona del mundo en 20 kms marcha en la categoría de veteranos con el equipo español, un hito que no se llegó a reconocer públicamente, o los atletas actuales Pablo Rodríguez o Daniel Morilla, a nivel internacional; a nivel nacional, Rafa García, Isabel García Sánchez, los hermanos María y José Antonio Bonilla, Marcos Rufo, Juan Diego García Sánchez, José Manuel García Navarro, Fco Javier Bermúdez, Carmen Valle, Juan Carlos García, Antonio Jesús Montilla, José Manuel García Gallego, Jesús Brenes o José Antonio Bonilla Gómez y a nivel andaluz, es tan largo el listado de atletas medallistas de este club que os cansaríamos en su enumeración.


(Foto correspondiente al campeonato de España Sub 16. Isabel batió el record de España, junto a ella Pablo Villalba, que fue tercero en Sub 16 en 600 mts y el resto de la expedición.)
El Club Ohmio es uno de los mejores de Andalucía y, desde hace cuatro o cinco años, se mantiene en una posición destacada a nivel nacional. A pesar de que envía a menos atletas a los campeonatos de España en comparación con otros clubes, muchos de sus deportistas ya están en el punto de mira de los entrenadores nacionales, quienes reconocen su talento y potencial.
El nombre de Ohmio es ya una referencia, y gran parte de este reconocimiento se debe también a la labor de su entrenadora, María Luisa, cuya dedicación ha sido clave en el desarrollo de los jóvenes atletas. En la especialidad de marcha, el club se sitúa probablemente como el primero de España, llegando incluso a tener, en ciertas ocasiones, en la federación andaluza hasta cuatro de los cinco convocados.
También son varios los atletas de este Club que están en el programa de la Junta de Andalucía, del Centro de Alto Rendimiento de Andalucía, compaginando sus estudios de bachillerato con el entrenamiento cotidiano seguido por entrenadores de la federación.
Pero, en el seno de este club hay algo también digno de destacar: su capacidad organizativa, ya que es difícil la dirección de esta magna organización. Nuestro buen amigo, José María Gamboa “El Pena”, siempre apoyado por su inseparable Manuel Lobato, estuvo treinta y cinco años al frente de la misma y a lo largo de estos años tejió una maraña de enlaces que ha dado los frutos que se están recogiendo en la actualidad, conformado por un equipo a cuyo frente está Emilio Martín, junto a sus componentes de Junta, que han continuado con la labor iniciada por José María, actualmente Presidente Honorífico, y han seguido la trayectoria iniciada no sólo de atención a los jóvenes, sino también a la organización de grandes eventos atléticos.
Las carreras organizadas por este Club se iniciaron con la primera carrera de la Cruz de la Cava y han continuado con sendas carreras de un gran renombre a nivel nacional, como el Cross del Verdeo, la Cal y el Olivo y la Milla de San Antonio.


Este año se cumplen cuarenta y dos años de dos caras de una misma moneda: El Cross del Verdeo, con motivo de su Fiesta del Verdeo, un cross organizado por el Ayuntamiento con la estrecha colaboración y participación de este club. La Fiesta rinde homenaje a nuestra aceituna, símbolo de Arahal, a quienes la cultivan con esfuerzo y al valor cultural y económico que representa para el pueblo. El Cross, en cambio, lleva ese espíritu a las calles y caminos, convirtiendo la tradición en movimiento, en deporte, en superación.
Mientras la Fiesta exalta con orgullo nuestras raíces y costumbres, el Cross demuestra cómo esa herencia se transforma en energía, juventud y valores humanos. Ambos eventos unen a la gente: uno desde la celebración y la cultura, el otro desde el esfuerzo compartido y la competición sana. Así, Arahal no solo honra su aceituna, sino que también la convierte en símbolo de unidad, identidad y futuro, tanto en la mesa como en la pista.
También se ha cumplido este año otro evento de gran renombre en la comarca, conocido como la Cal y el Olivo, una carrera de medio fondo, entre Arahal y Morón, entre Morón y Arahal. La cal de Morón y el olivo de Arahal son dos productos que, aunque diferentes en su forma, comparten una esencia común: hablan de tradición, de esfuerzo y de la unión del ser humano con la tierra. Son fuerza y raíz, blancura que perdura y fruto que da vida. Como en el atletismo, son constancia y esperanza, dos pueblos que corren juntos, dejando huella en el camino.
Y también la Milla de San Antonio, que tras un breve período de tiempo de inactividad, ha vuelto de nuevo a brillar con luz propia, convirtiéndose en una de las muchas actividades que se organizan en torno a la celebración de San Antonio, sumando un espacio de deporte y encuentro comunitario dentro del marco festivo, sin necesidad de que sea central ni vinculada directamente a los actos religiosos o ceremoniales. Es decir, forma parte del ambiente festivo, ofreciendo a vecinos y visitantes una actividad más para disfrutar durante la fiesta.
Pero no quería terminar mi comentario sin una más que conocida reivindicación: Arahal necesita una pista de atletismo. Han pasado ya 43 años y todavía solo se dispone de una pista que no reúne las condiciones necesarias para practicar este deporte como se merece. Atrás quedan los comienzos en el polígono, donde —como anécdota que hoy se recuerda con cariño— los lanzamientos de peso se hacían con naranjas. Aquellos primeros pasos hablan de ingenio y de ganas, pero también nos recuerdan que el esfuerzo de generaciones enteras merece mucho más.


Arahal lleva tiempo demostrando que es tierra de grandes atletas, referentes no solo a nivel local, sino también en Andalucía, España e incluso a nivel internacional. Sin embargo, lo más admirable es que nuestros deportistas siguen entrenando día a día con ilusión y sacrificio, a pesar de que las instalaciones no están a la altura de su talento ni de sus méritos.
Es hora de que el ejemplo de estos hombres y mujeres, que han convertido la falta de medios en motor de superación, reciba el reconocimiento y el apoyo que realmente merece. Porque si con tan poco han logrado tanto… ¿te imaginas lo que podrían alcanzar con unas instalaciones dignas? A pesar de las promesas incumplidas, ellos siguen adelante con ilusión, sostenidos por sus propias cuotas y con un apoyo institucional aún muy limitado. Y aun así… los resultados hablan por sí solos.
Imaginemos, entonces, lo que podrían lograr si contaran con unas instalaciones dignas, con un respaldo firme y real. No sería solo una inversión en deporte, sino en salud, en valores y en el futuro de nuestra juventud.
En un mundo marcado por la rapidez, la competencia y los constantes cambios, la juventud se enfrenta a retos que ponen a prueba no solo su capacidad física, sino sobre todo su fortaleza interior. El deporte, y en particular el atletismo, se convierte en una escuela de vida donde se forjan los valores humanos que tanta falta hacen en la sociedad actual.
La práctica del atletismo enseña a los jóvenes que la verdadera victoria no siempre se mide en medallas o récords, sino en el esfuerzo diario, en la disciplina de cada entrenamiento, en la perseverancia frente a la adversidad y en la superación de los propios límites. Cada carrera, cada salto y cada lanzamiento son metáforas de la vida misma: se avanza con constancia, se tropieza, se aprende y se vuelve a empezar con más fuerza.
Además, el atletismo fomenta el respeto por los compañeros y adversarios, el valor del juego limpio, la importancia del trabajo en equipo y la capacidad de celebrar tanto los éxitos como las derrotas con humildad. Estos valores, cultivados en la pista, trascienden el ámbito deportivo y acompañan a los jóvenes en su formación personal, profesional y social.
Hoy más que nunca, potenciar estos valores en la juventud a través del atletismo significa sembrar esperanza en una sociedad que necesita personas íntegras, comprometidas y solidarias. El deporte no solo forma atletas: forma seres humanos capaces de afrontar con dignidad y valentía los retos de nuestro tiempo, y nuestro club arahalense Ohmio es un ejemplo de ello. Muchas gracias a todos los que formáis parte de esta gran familia y sobre todo a ese importante número de personas colaboradoras que, de forma altruista, trabajan para nuestra juventud.

Sonia Camacho
Sonia Camacho es directora de Bética de Comunicación y fundadora de Estudio 530. Comunicadora andaluza...




