El turismo rural vive en Málaga su mejor julio en los últimos 20 años

Málaga.

El turismo rural vive su mejor julio en los últimos 20 años y se consolida en la provincia de Málaga como alternativa al modelo tradicional de sol y playa. Durante el mes de julio, este tipo de alojamientos prácticamente ha duplicado sus registros de visitantes y ocupación respecto al año pasado. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, los establecimientos rurales recibieron 28.200 turistas, frente a los 17.000 del mismo mes de 2024, lo que supone un crecimiento del 67% en apenas doce meses.

Aunque los viajeros extranjeros siguen siendo mayoría, el dato más destacado llega de los nacionales, que se han multiplicado por dos y medio hasta superar los 11.500. La estancia media en este tipo de alojamientos se sitúa en cinco días y medio ,un día menos que el año pasado, pero aún por encima de la de los extrahoteleros de la costa. Además, la ocupación se disparó doce puntos y alcanzó el 57% en los 1.650 establecimientos rurales, con capacidad para 11.700 plazas.

En paralelo, el resto de alojamientos extrahoteleros muestra síntomas de retroceso. Los apartamentos turísticos alojaron en julio a 133.000 visitantes, 3.500 menos que el año anterior, arrastrados por la caída del turismo extranjero (-4%). Las pernoctaciones descendieron un 22%, con 130.000 noches menos, y la estancia media bajó de algo más de cinco días a cuatro. A pesar de ello, la ocupación subió hasta el 75% debido a la reducción de la oferta, que este verano cuenta con 5.000 plazas menos. El empleo en estos establecimientos, sin embargo, creció hasta los 3.200 trabajadores.

Los campings de la provincia también acusaron el descenso. En julio recibieron 18% menos de turistas, unos 7.000 menos que en 2024, y registraron un desplome del 28% en pernoctaciones, con 143.000 en total. La estancia media se redujo a cuatro días y la ocupación cayó cinco puntos, quedándose en torno al 50% de su capacidad. Como contrapunto positivo, el empleo en campings se duplicó hasta alcanzar los 437 trabajadores.

El balance refleja un cambio de tendencia: mientras los modelos tradicionales de alojamiento en la Costa del Sol retroceden, el turismo rural emerge con fuerza en Málaga como un segmento en expansión y cada vez más atractivo tanto para viajeros nacionales como internacionales.