Manuela Blanco, joven promesa algecireña del IGP
Pide al ayuntamiento un lugar donde poder realizar sus entrenamientos

Manuel Blanco, joven promesa algecireña del IGP
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Algeciras
Manuela Blanco Vargas, de Algeciras, con tan solo 13 años, se ha consolidado como una de las jóvenes promesas del IGP (Internationale Gebrauchshund Prüfungsordnung), el deporte canino que evalúa las capacidades de rastro, obediencia y protección de los perros de trabajo.

Manuela Blanco y Yuma. / Javier Blanco

Manuela Blanco y Yuma. / Javier Blanco
La joven deportista andaluza compite junto a su perra Yuma I de Villavereda, de linaje campeón, formando un binomio que ya ha cosechado resultados sobresalientes en pruebas oficiales.

Manuela Blanco y Yuma. / Javier Blanco

Manuela Blanco y Yuma. / Javier Blanco
En enero de 2024, durante la Monográfica del Real CEPPA en Andalucía, celebrada en Utrera, Manuela consiguió el reconocimiento a la Mejor prueba de protección Körung hembra, un hito que anticipaba su proyección en competiciones de mayor nivel.
A sus 13 años, se abre camino en este exigente deporte canino junto a su perra Yuma, bajo la dirección de Enrique Escobar Sánchez.

Manuela Blanco y Yuma. / Javier Blanco

Manuela Blanco y Yuma. / Javier Blanco
Su trayectoria en el IGP comenzó a los 9 años, cuando descubrió los entrenamientos de Enrique Escobar Sánchez, director técnico del Club de Adiestramiento Deportivo De La Vieja Encina (Sevilla) y uno de los principales referentes nacionales en este deporte. Desde entonces, la joven algecireña recorre semanalmente más de 500 kilómetros para entrenar en Peñaflor y asiste a concentraciones en distintas ciudades de España.
Hoy Manuela viene acompañada por su padre, Javier Blanco, quien la apoya e impulsa en su carrera, explica que desde los tres años su hija pedía tener un perro en casa.
El padre indica que espera que el ayuntamiento estudie la situación y pueda cederle un lugar donde la deportista pueda realizar sus entrenamientos, para no tener que acudir a Sevilla continuamente.
El IGP es un deporte canino que integra tres disciplinas: el rastro, en el que el perro sigue un recorrido marcado y localiza objetos; la obediencia, que comprende ejercicios de precisión como saltos, recuperación de objetos y seguimiento del guía; y la protección, destinada a evaluar la capacidad del perro para localizar y contener a un figurante bajo estricto control. Esta combinación convierte al IGP en una de las modalidades más completas del deporte canino, pues exige disciplina, técnica y una estrecha compenetración entre perro y guía.




