Cuatro razones para sospechar de un perdón de la deuda… que no es un perdón de la deuda

El presidente del Gobierno de Pedro Sánchez anuncia que perdona a las comunidades autónomas 83.252 millones de euros del Fondo de liquidez autonómica (FLA) y la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero añade que Andalucía será la más beneficiada por la quita de esta deuda, pues se libra de pagar 18.791 millones.

Primera apreciación: es una buena jugada del Gobierno socialista de Sánchez. El trazo grueso es clave para ganar la batalla de la opinión pública y aquí está muy bien definido. Se habla de miles de millones que serán perdonados para que supuestamente puedan ser gastados en servicios sociales como la sanidad, la educación o la dependencia. Fácil de entender, ¿no?

Pero todos sabemos que el argumento presenta inconsistencias que desmontan el relato, por efectivo que éste pueda parecer.

En primer lugar, porque no es verdad que se perdone esta deuda de la que se nos habla. Lo que se hace es trasladarla. Pasa a ser responsabilidad de la Administración general del Estado, pero la seguiremos pagando con nuestros impuestos, la pagaremos en nuestra calidad no de andaluces sino de ciudadanos españoles. Así que dígame en qué cambia la cuestión.

En segundo lugar, porque intenta desviar el debate de lo esencial, que es la financiación de las regiones, cuya reforma sigue guardada a la espera de que algún valiente quiera aceptar el desafío.

En tercer lugar, porque esta presunta amnistía fiscal lanza un mensaje peligroso. Papá Estado viene a rescatar a las comunidades autónomas y le condona a las regiones gastonas miles y miles de millones. Anda que ayuda a crear conciencia fiscal.

Y, por último, en cuarto lugar, porque no queda un solo español que no sepa que este ejercicio de creatividad tributaria con el que se nos quiere vender un perdón de la deuda que no existe no se hace para beneficiar a las regiones, sino para contentar a Esquerra Republicana de Cataluña a cambio de su apoyo a Pedro Sánchez y, de paso, para evitar que los privilegios que se conceden a los independentistas catalanes no entierren las aspiraciones electorales del PSOE en regiones como la propia Andalucía.

Eso, me perdonan ustedes, pero no hay quien lo pueda ni esconder ni disfrazar.