Septiembre

Córdoba

Siempre he pensado que septiembre es el comienzo. Llega sin hacer ruido, sin los alardes de un enero del que nos han convencido en el que hay que empezar todo de cero, tampoco tiene la explosividad de lo que significa mayo en Córdoba, pero aún así septiembre es el verdadero inicio de todo, discreto, pero decisivo.

No solo comienza un nuevo curso académico, con todo lo que ello conlleva, también volvemos a la rutina, a retomar el ritmo tras haberlo acomodado a las altas temperaturas que sufrimos en los meses anteriores, retomamos proyectos que dejamos aparcados durante el verano, volvemos a enfrentarnos a una pizarra en blanco para llenarla con lo cotidiano.

Enfrentados a un ritmo constante durante el año, que a veces nos lleva al estrés de no saber si llegar al final del día o de la semana sin las tareas programadas por terminar.

Cuando llega el verano pausamos la inmediatez de los actos, el ritmo cardíaco y la tensión mínima para superar lo que, aunque algunos nieguen, el cambio climático nos obliga.

Pasados los meses de estío llega el esperado septiembre, a retomar el pulso a la vida. Sin brusquedad uno tiene que aclimatarse y adaptarse nuevamente a las prisas, a los días más cortos y a los cielos que empezarán a encapotarse y mostrarnos un almidonado grisáceo que nos anuncie las necesarias lluvias del otoño.

Un periodo más nostálgico, más pausado, más inspirador. Donde las musas vuelven a surgir y donde los eventos se multiplican. En Córdoba no es un simple regreso de las vacaciones, es un reinicio de nuestra actividad.

Nuestras historias veraniegas quedaron atrás, arrinconadas en algún hueco de nuestra memoria para surgir nuevamente en algún relato o en los versos de algún poeta.

Llegó septiembre, preparaos para todos estos meses de actividad hasta que llegue el esperado próximo verano.