Plantar un árbol
El estallido de la burbuja arrasó con el mercado inmobiliario y nadie se acordó ya de la vivienda protegida.

Sevilla
En los 80 en España se construían decenas de miles de viviendas protegidas cada año. Aquel gran patrimonio público se perdió años después, durante la fiebre del ladrillo de los 2000, cuando la mayor parte de esas VPO acabaron vendidas y privatizadas. El estallido de la burbuja arrasó con el mercado inmobiliario y nadie se acordó ya de la vivienda protegida.
20 años han pasado de aquello, y ahora en plena vorágine de precios, parece que los gobiernos vuelven a acordarse las VPO. Incluso se plantean blindar su carácter público, es decir, que siempre sean de uso social.
Bien está, pero sepamos que vamos tarde, tardísimo, para responder a tantas familias, y la gran mayoría de jóvenes, que ven imposible el sueño de habitar un techo propio.
Pero como reza el dicho: el mejor momento para plantar un árbol era hace 10 años, pero el segundo mejor momento es ahora.
Así que empecemos cuanto antes a construir, pero por favor, no VPO de 200.000 o 300.000 euros. Eso no es vivienda protegida. Y como van a pasar años, si todo va bien, hasta que tengamos un volumen importante de VPO ya construidas y entregadas, mientras tanto, habrá que aplicar medidas de control de precios como marca la Ley de Vivienda del Gobierno, que rechazan las autonomías del PP como Andalucía.
¿Es intervencionista? Pues claro, igual que acortar trámites, recalificar suelos o limitar los pisos turísticos. ¿O es que todo eso no influye y condiciona el sector la vivienda?
Cuando el mercado no se regula, cuando no funciona, cuando sucumbe a la especulación, ahí debe estar la acción pública. Este disparate de precios tiene que acabar.




