El premio Manuel Clavero

La entrega en estos días de los premios Manuel Clavero al ex vicepresidente Alfonso Guerra, pone de manifiesto una vez más, la distancia entre el socialismo democrático de hace un par de décadas con esta especie de pragmatismo partidista al servicio de un proyecto personal de poder, que es para hacérselo mirar. Nos advirtió AG del peligro de mutación constitucional a través de un lento proceso de minado de las instituciones y esto no lo dijo pero lo añado, de una terrible polarización que exacerba los ánimos de quienes se consideran de una sensibilidad u otra, ya sea política, social o religiosa.

La falta de reacción de la militancia se explica por varios motivos: por una cuidadosa selección interna de cargos orgánicos fieles al líder al menos hasta un minuto antes de su caída, por la equivocada idea de supervivencia de “el partido antes que el país”, (esto es común al resto de organizaciones), por la triste realidad de “permitir, comprender o justificar” la tropelía de nuestra tribu antes de que el adversario político tenga razón u oportunidad que le otorgue protagonismo político.

Uno de los mayores retos del País hoy, por tanto de nuestra Andalucía, y nuestra realidad más cercana, la Provincia de Cádiz y Jerez, pasa por demostrar voluntad para recomponer los consensos constitucionales básicos que nos han dado casi cinco décadas de prosperidad y paz. Hagámoslo al menos por nuestros hijos.