El poder (en desuso) de los maestros
El Gobierno andaluz se ha acostumbrado a interferir en la autonomía pedagógica de las escuelas
La Columna de Dani Cela (16/09/25)
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Sevilla
El pasado julio, ya con los alumnos fuera de las aulas y los profesores pensando en sus vacaciones, el Gobierno andaluz amplió por sorpresa el horario de Religión en Infantil, una etapa donde las matriculaciones en esta asignatura no dejan de caer.
El pasado 5 de septiembre, con el nuevo curso ya empezado, llegó a las escuelas unas instrucciones del Departamento de Educación estableciendo que, a partir de ahora, todas las tutorías serán telemáticas “con carácter general”.
Es decir, que la norma, y no la excepción, es que el profesor atienda a los padres de un alumno por teléfono o videollamada, en vez de citarles en el colegio, como hasta ahora.
Llevo 20 años escribiendo sobre educación en Andalucía y me llaman mucho la atención estos dos ejemplos, porque ilustran muy bien la ausencia del debate público de la enseñanza. Me sorprende, más allá de lo discutible de ambas medidas, que el Gobierno andaluz haya usado normas de rango menor para trastocar el currículum o para redefinir las tutorías, herramienta capital en el desarrollo evolutivo del alumno, sin que la comunidad educativa se haya echado a la calle a protestar y a defender su autonomía pedagógica.
El profesorado es un colectivo muy heterogéneo, y muy machacado por la mutación constante de la ciencia pedagógica, por la sobrecarga burocrática, por cubrir terreno en el proceso de aprendizaje de un niño que correspondería, en parte, a las familias…
Es legítimo que salga a reivindicar mejoras laborales, como cualquier colectivo. Pero recuerdo una época en la que la movilización de los maestros contra el criterio ideológico de sus gobernantes lograba influir en la política y cimbrear el debate social.
Cada vez lo percibo menos. Cada vez veo más en la escuela el germen del individualismo que, en realidad, es reflejo de la sociedad que vivimos.
La educación de los jóvenes está llamada a definir cada momento histórico. Es mucha responsabilidad, pero también es un gran poder. Si no lo están ejerciendo sus autores -maestros, alumnos, familiares-, está claro que alguien ha tomado la batuta en su lugar.
Viva Palestina libre. Detengan el genocidio de Israel. Que se hable de esto en las escuelas y que la voz de las aulas llegue a las calles y a los parlamentos.
