Viajeros al tren

Córdoba

Hablemos del transporte, pero hablemos también del transporte y el envejecimiento activo y activado y acelerado por la situación actual.

Durante años, hemos vivido motivados y preocupados por garantizar la accesibilidad del transporte público, sin que ello haya llegado a lograr el éxito que le corresponde hasta el momento.

Han sido miles de iniciativas que se han quedado en el papel y que no han visto su materialización hasta la fecha, sumadas a otras que han tenido mejor suerte pero que no han logrado garantizar la cadena de la accesibilidad.

Pero esto, en el momento actual, es una verdadera utopía, porque, debido al caos ferroviario, nos hemos sumergido en un "sálvese quién pueda". Y es aquí donde la verdadera brecha de capacidades ha salido a relucir.

Y no hablo de retrasos, hablo de improvisación, ausencia de comunicación accesible, de indicaciones no pensadas para personas con diversidad funcional, de instrucciones dadas literalmente "a voces" para quienes puedan oírlas, o comprenderlas.

Y no hablo sólo de discapacidad, es que hablo de personas mayores.

¿Acaso hemos olvidado que son los usuarios mayoritarios del transporte público, y que no pueden salir corriendo de un andén a otro, que no oyen bien, que no reaccionan con la ligereza de un joven de 20 años, que no pueden cargar sus maletas al tren a la velocidad que se les pide?.

Pero ¡qué estamos haciendo!, quiénes somos y, peor aún, ¿quiénes seremos?.

Garantizar la libertad, la libre deambulación, el uso de los servicios públicos en condiciones de comodidad seguridad y autonomía es un derecho, no un privilegio.

Y, la realidad más atronadora es que estamos haciendo pasar un verdadero calvario a nuestros mayores, a esas personas que ya no pueden conducir, que tienen lejos a sus hijos y que han luchado toda su vida por hacer de éste un país mejor.

Volvamos a mirar, porque la ceguera social nos está mermando el alma y pensemos que algún día tú y yo, seremos esos adultos mayores que tratan de correr tras un tren que se va sin ellos.

Seas quien seas, mira, por favor, a tu alrededor y piensa que cada una de esas personas que hoy caminan lento, ven poco, oyen mal y reaccionan despacio a las indicaciones necesitan más que nunca que el país que ayudaron a crecer los cuide y les dé el sitio que merecen.

M. Cruz Blanco Velasco