La voz de la gente, paremos el genocidio

Jerez de la Frontera

La voz de la gente, paremos el genocidio; por Raúl Ramírez Dorantes

Las carreteras y calles de toda España han sido testigos en las últimas semanas de la celebración de la Vuelta Ciclista a España. Dicha prueba ciclista pasará a la historia. En dicha ronda no sólo hubo ciclismo. Este año además dichas calles y carreteras han sido ocupadas, como espacios públicos que son, para alzar la voz ciudadana contra un genocidio que durante los últimos dos años se está llevando a cabo en Palestina por parte de un Estado y gobiernos, el del Estado de Israel, contra un pueblo, el Palestino. Todo tuvo una razón inicial de autodefensa legítima de ese Estado, el israelí, pero ha degenerado en una matanza a cielo abierto de miles y miles de inocentes, niñas, niños, mujeres y hombres.

Y es como consecuencia de la vergonzosa posición del mundo occidental con unos políticos e instituciones que con sus silencios y equilibrios nos hacen a todos cómplices, que los ciudadanos de todo el mundo, y en particular de los lugares por dónde una prueba ciclista transcurría, han dicho basta y han alzado sus únicas armas, sus voces de protesta, para simbólicamente parar un evento deportivo que entre otras cosas pretendía lavar la imagen del Estado genocida con la participación vergonzosa de un equipo financiado con dinero del Estado de Israel.

Lamentable la falta de empatía, solidaridad y digo más de humanidad con la tragedia de ese pueblo de sectores de la derecha y extrema derecha mundial y de nuestro país, para seguir postureando desde posiciones de equidistancias vergonzantes, cuando no de plena complicidad ante el asesinato diario y televisado. Ridícula es la excusa de la supuesta separación del deporte y la política cuando por ejemplo ningún equipo ruso ni deportista de esa nacionalidad participa en prueba deportiva alguna desde la inaceptable y criminal invasión de Ucrania. Y si es por imagen, nunca mejor imagen que la de unos ciudadanos que en uso de su derecho de manifestación manifiestan su protesta más enérgica ocupando las calles de todos para dar voz y visibilidad a aquellos que hoy siguen siendo masacrados en vivo y en directo en un campo de concentración a cielo abierto. Es imprescindible no normalizar los conflictos y una forma para ello es tomar por qué no de forma democrática y pacífica nuestras calles. Sin Paz no hay Justicia. La historia nos juzgará.