Malos vecinos
Firma de Opinión de Julio Canto, periodista cordobés en Berlín

Córdoba
Buenas tardes, José Manuel; buenas tardes a todos. Llevo un tiempo observando una tendencia creciente en las redes sociales, especialmente Twitter, que me tiene entre indignado y atónito. Es la moda de criticar a la gente, no ya por sus acciones, sino por lo que piensa, por tener una opinión distinta a la propia y decir que les gusta tal o cual político o intelectual. Es una especie de inquisición de la opinión que quiere afearnos que nos guste como escribe alguien, que un político te merezca su confianza, independientemente de si los demás piensan que es un absoluto inútil.
El último caso es especialmente llamativo, porque se trata de una eminencia española de la medicina, que lleva años recorriendo platós de televisión comentando cómo realiza por todo el mundo operaciones que requieren un conocimiento y una capacitación técnica que no está al alcance de todos. Al cirujano Diego González Rivas se le ha ocurrido decir que le cae bien Feijóo, nada más y nada menos; y hay gente que lo señala por eso, igual que haría un niño de primaria en el patio del colegio con un compañero que no le cae bien. Pasa lo mismo también con algunos términos: se machaca insistentemente en que determinada persona o grupo no emplee una palabra concreta para identificar una situación en la que, casualmente, todos están o estamos de acuerdo en que es terrible y que tiene que ser detenida. En lugar de centrarnos en eso, nos señalamos, discutimos y la casa sigue sin barrerse, por así decirlo; no llegamos a nada.
Las redes sociales llegaron para intercambiar, conocernos, entrelazarnos. Por eso se llaman redes. Pero, en lugar de eso —al menos Twitter— lo que hace es atraparnos y devorarnos. Es un patio de vecinos, pero mal, porque si realmente lo fuera, nos veríamos las caras y nos daría vergüenza tratarnos como lo hacemos.




