Córdoba, siglo diecinueve
Firma de Opinión del arquitecto e ilustrador Rafael Obrero

Córdoba, siglo diecinueve. Rafael Obrero
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Córdoba
La propuesta de erigir un conjunto escultórico conmemorativo de la reconquista de Córdoba y en concreto del rey Fernando III, el Santo, emulando el estilo del siglo XIX, resulta una opción anacrónica y carente de relevancia para el contexto cultural actual. Esta práctica, que busca replicar estéticas pasadas, ignora la capacidad del arte contemporáneo para dialogar con la historia de manera fresca y significativa. El arte de nuestro tiempo no solo representa, sino que cuestiona, interpela y reinterpreta el pasado, lo cual es fundamental para una sociedad en constante evolución.
En lugar de recrear la solemnidad y el idealismo decimonónicos, la ciudad podría abrazar una línea contemporánea. Esto no significa rechazar la memoria, sino celebrarla con un lenguaje visual que hable a las generaciones presentes y futuras, usando nuevos materiales, formas y conceptos. Es una oportunidad para que los artistas locales y globales aporten su visión, generando obras que no solo adornen, sino que también estimulen la reflexión.
Adicionalmente, esta discusión nos enfrenta a una grave laguna histórica y social en Córdoba: la total ausencia de un monumento con nombre y apellido a una mujer. Ni siquiera un busto. Esta omisión es un reflejo de una narrativa histórica sesgada y androcéntrica que ha invisibilizado el papel fundamental de las mujeres en la construcción de la ciudad. Cualquier plan de nuevo arte público debe abordar esta injusticia, corrigiendo el desequilibrio y rindiendo homenaje a las numerosas mujeres que, a través de los siglos, han dejado huella en la historia de nuestra ciudad.
En resumen, perpetuar una estética obsoleta y desactualizada sería una oportunidad perdida. Córdoba merece una política de arte público que sea valiente, inclusiva y visionaria, una que honre su pasado mirando hacia el futuro.




