El palco presidencial le niega la oreja a Borja Jiménez y sí se la da a Daniel Luque en la segunda de la Feria de San Miguel

Sevilla

Esto de los presidentes de plazas de toros se está poniendo como lo de los árbitros en la Liga de Fútbol, porque de otra manera no se entiende que ante dos peticiones similares y suficientes -más si cabe la primera- y sin que haya mediado una estocada nefasta, Fernando Fernández Figueroa le haya negado el trofeo a Borja Jiménez y se lo haya concedido a Daniel Luque este sábado en la Real Maestranza de Sevilla durante el segundo festejo de la Feria de San Miguel.

La cosa va exigiendo ya una unificación de criterios o, al menos, el cumplimiento del Reglamento taurino en el punto en el que dice que la primera oreja se concederá atendiendo a la petición mayoritaria -no unánime- mayoritaria (la mitad más uno) no creo que admita diversidad de lecturas. Ya otra cuestión es la segunda oreja, donde la cosa queda al antojo del usía de turno, que hasta para eso hay que tener suerte.

Volviendo al símil taurino-futbolístico, no sé yo si lo del "neverazo" que le pegan a algunos árbitros sería también conveniente pegárselo a algunos presidentes de plazas de toros. Pero vamos al turrón...

Ficha del festejo

Real Maestranza de Sevilla: Sábado 27 de septiembre de 2025. Corrida de toros, segunda de la Feria de San Miguel, vigesimotercer festejo de abono.

Ganadería: Se lidiaron toros de Garcigrande, bien presentados en conjunto y desiguales de juego: apagado el primero, mejor y con un intenso pitón derecho el segundo, potable pero amenos el tercero, se lastimó y acabó mortecino el cuarto, sacó buen fondo el quinto y deslucido el que cerró plaza.

Toreros: Alejandro Talavante, de verde oliva y oro, silencio en ambos.

Daniel Luque, de azul marino y oro, saludos tras aviso y una oreja.

Borja Jiménez, de visón y plata, vuelta al ruedo tras petición y silencio.

Cuadrillas. El Patilla fue ovacionado tras picar al segundo y Raúl Caricol saludó montera en mano tras banderillear a ese mismo toro.

Incidencias: La plaza registró el segundo lleno consecutivo de "no hay localidades". Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del rejoneador Rafael Peralta, recientemente fallecido.

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La crónica

La oreja de la tarde para Luque, la que concedió el presidente, llegó en el quinto, un toro muy suelto de salida que, en sus idas y venidas, estuvo a punto de arrollar al torero y que incluso fue protestado por el respetable. En definitiva, un manso que después, en las manos del de Gerena, insistente y tesonero, sacó el buen fondo que tuvo en la series al natural. Estocada casi entera antes de que el alguacilillo se pegara una carrera hasta el desolladero para traerse el apéndice auricular concedido in extremis.

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Y es que Fernández Figueroa no tendría más ganas de escuchar la sonora bronca que se llevó cuando, en el tercero, le negó el trofeo a Borja Jiménez. Tras un recibo de capa más efectivo que lucido ya que el toro se iba suelto, el trasteo sólo nos dejó un correcto quite de Talavante y el brindis al público del de Espartinas antes de comenzar en los medios con dos pases cambiados por la espalda, otro más por alto y ligarle un natural en redondo que duró una eternidad. Es verdad que las series aunque intensas pecaron de muy seguidas, casi no se distinguía un muletazo del siguiente, y que después la cosa fue a menos como a menos fue el fuelle del toro, pero tras la estocada la petición no admitía dudas y, en este caso, no se atendió. Lo que yo diga, neverazo.

Luque tuvo otro buen toro en el primero de su lote, segundo de la tarde al que recibió con media docena de verónicas y quitó por tafalleras, adelantándose al turno de Borja Jiménez que lo hizo por chicuelinas y revolera. Conectó Luque de inicio con una serie de derechazos genuflexos, aprovechando la humillación y transmisión del animal. mantuvo el tono la cosa por el pitón derecho y fue más exigente el toro por el izquierdo. Celebradas las luquesinas finales antes de que la estocada traserilla precisara de dos descabellos, que evitaron que el palco contara pañuelos. El segundo de Borja, sexto de la tarde, un zambombo que siempre embistió con la cara por las nubes y tirando derrotes.

Poca más historia tuvo esta segunda corrida de San Miguel. A Talavante le apremió el público en su primero, un toro falto de vida y que amago con echarse en mitad de la faena, mientras que el cuarto, que brindó al público para ponerse pronto y en la mano, se había lastimado la mano izquierda en banderillas y acabó mortecino.