La pala de LaLiga excava en los recuerdos

Almería

El Mundial de 2030 y los fondos de LaLiga para reformas de los recintos deportivos son una realidad que está cambiando el panorama de nuestro fútbol a nivel de escenarios de solera, y centenarios algunos de ellos, que han pasado a la historia y solo se mantiene el nombre y poco más. Ya no hay gradas de cemento y las butacas a todo confort se imponen como en la mayoría de clubes europeos, cuando viajar por España era visitar las catedrales y al santo del lugar, y esos templos del balón donde daba gusto vivir y oler el fútbol de nuestros padres y abuelos. LaLiga se transmite a nivel familiar y las nuevas generaciones buscarán en la hemeroteca su pasado.

Ahora le ha tocado al Benito Villamarín que como tantos otros campos de España, hasta la llegada del Mundial de 1982 era un campo abierto y confortable diferente a todos. Nada que ver con el Sánchez Pizjuán de la misma ciudad de Sevilla. Con Manuel Ruiz de Lopera se hizo un graderío completo en fondos y la grada de sol para ahora acometer el derribo de la Tribuna también llamada grada de Preferencia. No va a quedar ni un campo de los de antes con los Fondos CVC de LaLiga, que facilitan a los clubes acometer obras de mejora para la posteridad y contar con campos homologados por la UEFA para alta competición.

Cada campo de LaLiga era diferente pero…

La tendencia viene marcada por La Premier que siempre fue reacia a tocar sus templos del fútbol y campos centenarios han llegado hasta nuestros días. Antes de ser LaLiga en la Primera División había campos inexpugnables para los contrarios y templos para más de 100.000 aficionados y muchos de ellos viendo el partido de pie. Con entradas baratas hasta para militares, ir a Atocha en San Sebastián, San Mamés en Bilbao o el viejo Chamartín, eran sueños de niño sin olvidar lo que costaba ganar en Los Cármenes o en el viejo Balaídos. Campos y aficiones de solera.

Bonito por encima de todos y destartalado por sus pistas de atletismo era el viejo Castalia y tan lindo como el del Castellón el del Espanyol, ubicado en la Carretera de Sarriá. Destacaba el viejo Ramón de Carranza como La Condomina y el mítico Altabix. Todos eran de Primera pero ni las porterías eran iguales como ahora, y daba gusto viajar por España y tocar esos campos que solo podíamos ver en ‘Estudio Estadio’ cuando los goles los echaban los lunes. El viejo Tartiere, El Molinón y hasta el Franco Navarro (ahora Juan Rojas) llamaban la atención con unas aficiones apretadas sin butaca ni almohadilla para vivir los partidos.

Un campo de fantasía para una gran afición

Federico Martínez Feria, director general del Betis, fue claro sobre los detalles de esta demolición en BetisTV: “Se está cumpliendo la planificación que se inició hace tres años. Se culmina la fase uno, la demolición de la grada de Preferencia. No estamos improvisando, se culmina la fase de diseño. Se harán trabajos preliminares para iniciar los de excavación”. Insiste en los procesos: “En el primer trimestre, se puede empezar la fase de construcción. Se establecerá el cronograma de ejecución final y queremos encajarlo en nuestras previsiones, que es estar dos años en La Cartuja. ¿Emoción? Sí, pero nosotros queremos mirar al futuro. Nos despediremos aquí y nos encontraremos en el nuevo Villamarín".

Los seguidores del Real Betis ahora animan a su equipo en un campo de mayor capacidad y con todas las prestaciones, pero no es el de toda la vida, y le tarda a sus fieles seguidores regresar a casa y volver a vivir el fútbol de antaño y poder contar esas batallas del ayer cuando los campos se hacían de año en año y no había plazos, como ahora para obras de enorme envergadura. LaLiga como La Premier ha metido la pala a sus templos del fútbol que solo conservan el nombre y han borrado las huellas del recuerdo de aquellas tardes inolvidables.