La Magnesita de Carlos Ruiz Miras
No tuvo otro trabajo en su vida y ayudó a dar empleo a muchos almerienses necesitados

Carlos Ruiz Miras era amante de la educación y el respeto. / Cadena SER

Almría
Su cargo era el de capataz en la empresa ‘Minas de Gádor’, a la que toda Almería recuerda como la Magnesita. Las tierras para la industria pesada y para hacer las pastas de dientes no pasaban por sus manos y, primero con capital español en su mayoría y luego comprada por los ingleses, la empresa siempre contaba con un niño que subió desde el Barrio Alto a la fábrica y no salió de allí hasta su jubilación.
Carlos, era soltero pero tuvo un compromiso muy bonito en su juventud. Aquello no cuajó y decidió quedarse en con su madre. Eran 5 en la familia y lo de salir de casa para formar una familia nueva ya no le interesaba tanto después de su primer amor que pasaría a ser el único.
El fútbol era su pasión y con el Plus Ultra y en el Almería, ayudó a cientos de futbolistas a ganarse la vida, pero mejor fue dar empleo a personas necesitadas en la Magnesita porque: tenía mano para eso y no le fallaron nunca sus elegidos.
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Padre
En el Barrio Alto lo conocían más por su dedicación al Plus Ultra, ya que sacaba a muchos niños de la calle y los mandaba para el campo de ‘Las Chocillas’ aprobar por el Plus Ultra. Primero iba a por el padre o la madre para que no faltaran al colegio, y a renglón seguido a correr y jugar al fútbol. Cambió la vida de muchos niños.
Dios no le dio hijos, pero tuvo tantos que no los echaba de menos ya que salía a la calle y se paraba a ver jugar a la pelota a los niños llenos de ‘churretes’, y seleccionaba porque tenía ojo clínico para los futbolistas. Lo adoraban desde la cuna los que luego comieron del fútbol gracias a Carlos.
Sencillo
En las Minas de Gádor cuando preguntabas por Carlos te mandaban a la oficina. Sabía mucho de tierras y desayunaba con sus vecinos, los hermanos Miralles Jurado, que eran soldadores de su barrio y jugó con ellos al fútbol. Bocadillo como todo el mundo. Nada de especiales y siempre sabiendo de primera mano lo que necesitaban los obreros para llegar a fin de mes.
No se quedaba encerrado en la oficina y conocía todos los tipos de tierras que se exportaban. Las de la maquinaria pesada y las más finas para las pastas de dientes. Le buscaban los jefes cuando algo no iba bien, y si había que echar horas extraordinarias, sabía elegir a los mejores para que la fábrica no parara un instante.
Directo
El fútbol era su otra pasión y la mayoría de contratos que firmó eran de palabra, ya que era un hombre recto que cuando te daba la mano sobraban los documentos. En el Plus Ultra primero y en la AD Almería después, dejó una huella de señorío y los jugadores como los trabajadores, siempre destacaron que con Carlos había que ir de frente porque no le gustaban las medias tintas.
Cuando la fábrica pasó a los ‘ingleses’, como se decía, supo templar gaitas y tranquilizar a muchos padres de familia que dudaban sobre su futuro. Hablar con Carlos era tener claro el porvenir porque lo sabía todo sobre la Magnesita y sus gentes.
Trabajador
Subía y bajaba en moto pese a que la distancia entre su casa y la fábrica era muy corta. Lo de la moto más que para volver a casa era para salir ‘pitando’ al campo de Las Chocillas para gestionar al Plus Ultra. Lo llevaba todo en el club y le necesitaban esos niños que sacaba de la calle para hacerlos grandes jugadores.
Nunca calculó las horas que le echaba a la fábrica y al fútbol. Salía de casa a las 7 de la mañana y hasta que no dejaba todo solucionado en el club no regresaba. Se comía la sopa fría y bastaba con un ‘bocata’ si había que esperar una buena gestión deportiva. Lo de las tres comidas que le decía el médico era para cuando tocaba.
Nunca sumó el tiempo que dedicaba a la fábrica y al fútbol porque jamás le importó. Era feliz en los dos sitios y nada le preocupabamás.
Sin lujos
La vida de Carlos fue sencilla y se marchó dejando muchos amigos de verdad. Ayudó a la gente necesitada y sacó de la calle a muchos niños que acabaron siendo futbolistas y no se perdieron un solo día de colegio. Su legado deportivo fue inmenso en los buenos tiempos del Almería, pero Carlos era más feliz en ‘Las Chocillas’ con suPlus Ultra.
Su moto para llegar a tiempo al campo, las comidas de su madre, un ‘chatillo’ de vino en el bar del amigo y trabajo y más trabajo. La vida no le dio hijos, pero tuvo tantos que se marchó rodeado de hombres que, como él, amaron las cosas sencillas y pasaron por la vida haciendo el bien pero: con seriedad y rectitud como a él le gustaba.

Tony Fernández
Redactor de Deportes de SER Almería. Llegó a la SER en 1996. Antes, en RNE. Más de 40 años de experiencia...




