Ya no existe la Andalucía anterior a la crisis de los cribados
El Gobierno andaluz se ha apresurado a lanzar soluciones para sofocar el escándalo de los cribados de cáncer de mama, sin que la gente tenga todavía claro qué ha fallado

La Columna de Dani Cela ( 14/10/25)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Sevilla
El Gobierno andaluz se ha apresurado a lanzar soluciones para sofocar el escándalo de los cribados de cáncer de mama, sin que la gente tenga todavía claro qué ha fallado.
¿Por qué son 2.000 las afectadas y no 3.000? ¿Cómo ha perimetrado la Junta este problema? El SAS ha alertado a las mujeres con diagnósticos dudosos, ¿pero no llama a las que recibieron un pronóstico más grave con meses de retraso?
La Junta de Andalucía no sabe o no cuenta qué ha fallado y, cuando preguntamos, responde: no importa lo que ha pasado, lo importante es que no va a volver a pasar.
En pocos días, Moreno ha anunciado la dimisión de la consejera de Salud, un plan de choque, una inversión de 12 millones, contratos para radiólogos que no están en las bolsas, horas extra gratificadas para médicos que ya están desbordados, auditorías, más ceses, y un aumento de mamografías sin tener todavía claro si uno de los problemas era, precisamente, la falta de personal para gestionar esas mamografías…
El presidente andaluz ha dicho en el Parlamento que se derivan “cero” mamografías a la sanidad privada, pero el SAS tiene contratada a una empresa privada para realizar más de 300.000 mamografías en cuatro años.
Luego la Junta matiza que esas mamografías privadas “siempre han existido”, que se hacen en unidades móviles que van de “pueblo en pueblo” donde “no hay médicos”. Pero al verlas aparcadas a las puertas de sus propios centros de salud, no en lugares recónditos, sino en Sevilla capital, la Junta calla…
El contrato privado es claro: “faltan recursos para cumplir con los plazos del cribado de cáncer de mama”, está por escrito en un documento del SAS.
Moreno quiere, necesita, pasar enseguida a la siguiente pantalla, donde la gente deja de gritarle y le reconoce el mérito de aceptar dimisiones en un país donde nadie dimite… El candidato popular quiere volver a la Andalucía templada de hace dos semanas, antes del escándalo, donde lo peor que podían reprocharle a él era una minucia comparado con lo que ha hecho Pedro Sánchez.
No existe ya esa Andalucía. El PP lleva siete años gobernando esta tierra de 8,5 millones de personas, con el sistema sanitario más extenso del país. Y de los más debilitados.




