Flora
Firma de Opinión de Juan Serrano, presidente de la Federación de Peñas Cordobesas

Córdoba
Cada octubre, Córdoba vuelve a florecer. No con las buganvillas de los patios, ni con las macetas que adornan las calles, sino con un rumor distinto: el de las flores convertidas en arte.
Llega FLORA, y de pronto el aire cambia y la ciudad respira de otra manera.El aire se llena de color, de curiosidad, de pasos que buscan belleza entre los muros antiguos.
Hay algo profundamente humano en esa celebración de lo efímero. Las obras duran apenas unos días, y sin embargo, logran que nos detengamos. Que miremos, que observemos. Que recordemos que también nosotros somos pasajeros, y que la belleza, como la vida, vale precisamente por eso, por su fugacidad.
Caminar por el Palacio de Orive el Patio del Reloj o por el Patio de los Naranjos mientras una instalación floral transforma el espacio… es casi un acto de fe. Por unos instantes, lo cotidiano se vuelve sagrado. La piedra y la flor dialogan, y el tiempo parece suspenderse en el aire que nos rodea.
Quizá esa sea la verdadera magia de FLORA: mirar de nuevo con otros ojos, reconciliarnos con la ciudad y con nosotros mismos.
Córdoba se cubre de pétalos, y cuando el festival se apaga, queda una huella silenciosa, una calma, una ternura, una pregunta.
Ojalá aprendiéramos de esas flores que mueren pronto, pero viven intensamente. Porque en su breve existencia nos recuerdan algo esencial.
Todo lo bello merece ser cuidado, incluso sabiendo que un día se irá.

Juan Serrano
Presidente de la Federación de Peñas Cordobesas.




