El motín

Morón de la Frontera

“Pues si no tienen pan, que coman pasteles”, dicen que dijo María Antonieta, con ocasión de la hambruna que padecía el pueblo francés. La frasecita tendría que ver, sin duda, con el hecho de que, poco después, ese mismo pueblo vitorease y lanzara al aire los gorros frigios cuando a su graciosa y Cristianísima Majestad le cortaron la cabeza. Y es que los déspotas, coronados o republicanos, pierden a menudo la cabeza, ya sea en sentido figurado o no, arrastrados por una irreprimible propensión a la gracieta viperina. Y el populacho, cuando se siente ridiculizado, salta los diques y no se para en barras. Lo de menos es que al tirano graciosillo lo depongan, lo juzguen o lo hagan huir. Lo de más, que lo linchen como a Gadafi, lo cuelguen boca abajo como a Mussolini o lo fusilen como hicieron con los Ceaucescu. Cuidado pues con el motín, que puede superar en brutalidad desatada al golpe militar, y ser más imprevisible que este.

Viene este recordatorio a cuento de que, desde las primaveras árabes y de un tiempo a esta parte se suceden los levantamientos populares de la generación Z, que derrocan gobiernos en Nepal, Sri Lanka o Madagascar. Ya lo sé, países de tercer orden. Pero en el de primerísimo orden que es EEUU, no se había vivido jamás un asalto al Capitolio como el recientemente ocurrido. Ni se había sufrido la presidencia de un fantoche como el actual, que gobierna su área de influencia internacional a braguetazo limpio, y de puertas adentro le declara literalmente la guerra a la mitad del electorado que no le votó. Y lo esclaviza, y lo detiene, y lo deja en paro y lo expulsa... Cuidado, Pato Donald, que ese populacho se te puede rebelar algún día, y cobrarse tu tupé a modo de cabellera y desollarte para hacer con tu pellejo pato a la naranja. ¿Que no? Pura ciencia ficción era el desastre climático y ya lo tenemos encima. Mañana mismo podemos asistir a una guerra civil en USA, como ya cuenta alguna película futurista. No tuvieron bastante, al parecer, con la de Secesión.

P.D.: A propósito de motines contra su persona, no se dé por aludida la déspota de la Puerta del Sol. Y pierda cuidado, que el populacho madrileño, como el de 1808, es más de ¡Arriba España! y ¡Vivan las caenas!