El origen del enoturismo en el Marco de Jerez
La firma de José Luis Baños en Hoy por Hoy Jerez

Jerez de la Frontera
EL ORIGEN DEL ENOTURISMO EN EL MARCO DE JEREZ
Dicen que el vino no solo se bebe.
Se vive. Se siente. Se comparte.
Y quizás por eso, el enoturismo nació mucho antes de tener nombre.
Hoy, el Marco de Jerez puede presumir de ser la Ruta del Vino más visitada de España, con más de 400.000 visitantes en 2024 recorriendo sus bodegas y museos del vino. Y el próximo 9 de noviembre celebraremos el Día Mundial del Enoturismo, con actividades en todos los municipios del Marco. Pero… ¿cuándo empezó todo esto?
Probablemente, los fenicios y los romanos ya visitaban las bodegas de la época. Sin embargo, el germen del enoturismo moderno surgió con los viajeros románticos del siglo XIX, fascinados por el vino y por esta tierra.
En 1809, el poeta Lord Byron escribió a su madre: “En Jerez, donde se hace el vino que bebemos, conocí a un comerciante llamado Mr. Gordon que me permitió beber el vino en su misma fuente".
Años después, James Busby, considerado el padre de la viticultura australiana, visitó nuestras bodegas con fines profesionales. Y ya en el siglo XX, reyes y científicos se rindieron al vino de Jerez: Isabel II, Alfonso XIII… y Alexander Fleming, quien dejó una frase inmortal: “Yo descubrí un hongo que cura a los enfermos, pero ustedes tienen un vino que resucita a los muertos”.
Durante buena parte del siglo pasado, las bodegas eran templos cerrados: espacios de trabajo, negocio y prestigio. Pero en los años 60, firmas como González Byass, Domecq o Harveys comenzaron a abrir sus puertas. Llegaron los primeros departamentos de visitas, las primeras guías (muchas de ellas mujeres pioneras) y con ellas, la hospitalidad se convirtió en cultura.
Con el nuevo milenio nacieron las Rutas del Vino, y el Marco de Jerez se consolidó como destino enoturístico de referencia internacional. Hoy, nuestras bodegas son espacios de historia, cultura y emoción, donde cada copa cuenta una historia y cada visita deja huella.
El enoturismo no solo acerca el vino a la gente: fideliza a los consumidores, sensibiliza sobre el valor de nuestro patrimonio y crea vínculos auténticos entre el visitante y el territorio.
Porque en el Marco de Jerez, el vino no solo se elabora.
Se cuenta. Se comparte. Y se siente.
Y quizás por eso… quien viene una vez, siempre vuelve.
José Luis Baños




