El Almería paga la factura del Clásico

Almería

No caben todos los partidos en una jornada por los horarios de la televisión y cuando llega el Clásico hay que echarse a temblar si el partido de tu equipo va justo detrás, porque por mucho que se pregone el amor a unos colores, ver en acción a los dos colosos del planeta es un regalo del que no se privan la mayoría y están en su derecho. No es la primera vez que le ha tocado al Almería jugar después de un pulso Madrid-Barça, pero esta vez lo ha pagado muy caro siendo un día y una hora para llenar el Mediterráneo. Con los temidos descuentos del VAR estaba claro que las butacas rojas quedarían vacías hasta nueva orden.

La peor entrada de la temporada con el mejor Almería no se sostiene. Responde a ese escaso margen que dan las televisiones y LaLiga poco puede hacer para ayudar a sus clubes. No dejan margen de tiempo y pese a que los equipos perjudicados llegaron a pedir una hora de margen entre el Clásico y los siguientes partidos, las plataformas no lo contemplan y toca pagar el pato. El Almería lo notó como el Sporting que era el otro club que jugaba de local. Media hora antes del partido el aspecto era desolador y muchos entraron con el partido ya en marcha. No se buscan soluciones y volverá a pasar en la segunda vuelta y les tocará a otros. O como siempre: al Almería.

La peor entrada de la temporada

Cuando se anunciaba el día y la hora del Real Madrid-Barça la suerte estaba echada para el Almería. Jugaba justo detrás del Clásico y lo pagaba muy caro. No fue cuestión del cambio de hora era el partidazo que se estaba jugando y la mayoría de aficionados de la provincia se quedaron en su pueblo y, los derrotados, la mayoría de las veces se refugian en el sofá a la espera del lunes y no levantan el ‘campamento’ y ven al Almería por la televisión y evitan las colas. No es que dejen de sentir los colores, es que el fútbol es muy bonito y partidos como el Clásico hay dos cada Liga.

Las butacas rojas ganaron la partida y menos mal que el presidente Mohammed Al-Khereiji no se desplazó al Mediterráneo porque en su afán de llenar el campo no contaba con el temido partido que divide a España. No se entiende que un Almería-Castellón con la marcha del equipo haya tocado el fondo de la taquilla. Todo responde a un partido universal que se ve en todo el mundo y tiene tal poder que es mejor adaptar todo lo demás al Clásico. Nada nuevo para los aficionados más veteranos que lo sufren cuando toca, porque hasta hace poco Almería era mitad del Madrid y mitad del Barça con sus correspondientes peñas repartidas por la provincia.

No hay que privarse de un gran espectáculo

Todos los amantes del fútbol, empezando por los dirigentes de LaLiga, están en la obligación de ofrecer lo mejor a los aficionados y cuando llega el Clásico es el no va más. Todo lo demás se pone a la cola y para los niños es un partido que les hace felices porque no se habla de otra cosa antes y después del encuentro. No hay motivo para no verlo si te gusta el fútbol. No se trata de sacrificar un partido grande, solo hay que darle margen a los aficionados para que además de animar al equipo de su tierra puedan ver a los colosos.

Hay tiempo para todo cuando se quiere, y esto del Clásico siempre ha casado mal con los que juegan después y no se puede elevar queja alguna, ya que las televisiones tienen sus parrillas bien organizadas y una hora de vacío sin fútbol no se sostiene. Seguirá pasando y aquellos fieles que estaban en el Mediterráneo en sus butacas mientras se jugaba el Madrid-Barça no vieron uno de esos partidos que paran el mundo cada temporada, y todo porque le había tocado la ‘china’ al club que presiden Mohammed Al-Khereiji, al que ya habrán informado del tema.

Mandan las televisiones y los clubes callan

Nada malo hizo LaLiga porque es algo que se viene produciendo. Las televisiones pactan con los clubes y estos reciben un elevado capital a cambio. Nada de guerras ni de protestas. Hay que tragar con lo que toca y el agujero en la taquilla corre a cargo de los clubes perjudicados, porque el capital lo ponen las televisiones y los ingresos por abonos y localidades no dan de comer a los equipos. Se temía una mala entrada como al final sucedía porque no hay que privarse del gran pulso. Los que llegaron tarde están en su derecho y pedir a las televisiones un margen mayor no es descabellado, porque no es fácil levantar el ‘campamento’, especialmente para los que salen derrotados de un Clásico que siempre estará muy por encima de cualquier partido.