Aventura local: Noche en Los Boquerones
Firma de José Juan Luque, cicloviajero

Firma de José Juan Luque 05/11/25
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Llevaba dos años sin coger las alforjas. En más de diez años me había quedado a dormir en las montañas del Pirineo, los Alpes, Francia, Italia, media España…, pero nunca lo había hecho en el valle del Guadiato. Salí de casa un domingo con las alforjas llenas. La ruta de todos los fines de semana, pero en vez de cinco horas, emplearía dos días. Me gustó la sensación de cruzarme con la cotidianeidad de la gente, incluso con sus miradas de asombro ante tanto equipaje en mi bicicleta. Parecería un gran viaje, pero era simplemente una aventura local.

Firma de José Juan Luque / cicloviajero

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En el parque de Villaviciosa hice un picnic y conocí a tres vecinos que se quejaban del agua turbia que salía de sus grifos. Continué valle adentro y me quedé tres horas leyendo bajo dos árboles. Usé una fuente que goteaba para darme un enjuague. Extendí mi saco de dormir en la cima del puerto de los Boquerones, donde no se escuchaba nada, solo un ligero baile de hojas. Cuando se puso el sol me entró un cosquilleo. Ya no tenía escapatoria. La noche estrellada cayó sobre mí, me arropé y permanecí mirando la luna hasta que me dormí. Al amanecer me hice un té y charlé un rato con Erminio, el guarda forestal que había aparecido para darle de comer a los animales, porque dice que en esta época es cuando más delgados están. Continué descendiendo hacia el río Guadiato, hacia un frío que nunca había sentido a esas horas de la mañana. Solo estaba a 26 kilómetros de casa, pero no fue hasta ese momento cuando saboreé por fin un lugar por el que había pasado infinidad de veces.

José Juan Luque
Periodista




