Juan Giménez, mi vecino que hizo eterno al Almería

Almería

Los Jiménez y los ‘Saberes’ se llevaban como hermanos en aquella calle donde iban a vivir de alquiler los futbolistas del Almería en los tiempos remotos para las nuevas generaciones. Mi padre como sus hermanos eran apasionados del fútbol y ayudaba a ello tener cuatro casas más arriba en la misma calle del Magistral Domínguez a una familia tan querida y tan almeriense como eran los Giménez, como los conocíamos todos. Puedo decir que he conocido a Juan Jiménez y lo he visto jugar al fútbol, pero no en su mejor etapa de la que me puso al día mi padre. Los hijos de los ‘Saberes’ entrábamos y salíamos de la casa de los Jiménez y viceversa.

Tenía fama en la ciudad y los niños de la calle cuando salía para entrenar o jugar corríamos a su encuentro y le anunciábamos que íbamos luego al Estadio de La Falange. Mi padre lo llamaba Juanito Giménez y antes de que se hiciera carne para mis ojos de niño era verbo, cuando en el camión de la ‘Cruzcampo’ me contaba mi padre que había una delantera del Almería de categoría y me la recitaba de memoria: Liz, Quintín. León, Pepe Giménez y Juan Giménez. Matizaba que el apellido de Pepe era con G y el de Juan con J. Pero estaba equivocado: eran los dos con G. Me lo ha dicho el Chacho Torres. Sabía toda la alineación y me decía que: “Estando mamá embarazada de ti, celebramos el ascenso a Segunda División el año que naciste”: 1958.

Siempre matizaba que era muy buena gente y extraordinario futbolista y se quedó corto cuando ya lo conocí y pude comprobar lo buenos y queridos que eran los Giménez para toda la calle del Magistral Domínguez. Eran otros tiempos y otro fútbol, pero las casas todas iguales y desde la azotea se veía el mar. Qué tiempos aquellos.

Mi padre narraba a lo Matías Prats

Mi hermano Manolo dos años mayor iba a Sevilla en el Pegaso con mi padre y a mí no me dejaba mi madre y ponía límites en Granada, cuando iba el camión de don Ignacio Ortega a por la leche Puleva. Fue en uno de esos viajes cuando mi padre me contó la gesta de aquel Almería llegando a superar al Getafe al que le metió un global de 8 goles en dos partidos venciendo en los dos campos. Mi padre no pudo estudiar una carrera pero leía todo lo que pillaba y el Yugo (LA VOZ DE ALMERÍA) no le faltaba. Me contaba los dos partidos imitando los goles que cantaba el mítico Matías Prats al que tuvo la oportunidad de saludar aquel día.

Me daba detalles de Juanito Giménez a nivel futbolístico y me lo puso tan grande que el día que me lo presentó me temblaban las piernas. Era muy guapo y simpático. Se ponía a jugar a la pelota con nosotros en plena calle y lo tenía en los altares, porque para mi padre subimos a Segunda gracias a él y no le perdonaba que se fuera al Cádiz, cuando lo tuvo cerca con el Real Madrid. No lo vi subir con el Almería (ni falta que hace) porque me quedo con las crónicas de mi padre cuando yo tumbado en la cama de la cabina me quedaba dormido mientras el conducía y recordaba gestas rojiblancas y cantaba los goles de Juanito Giménez a lo Matías Prats.

Lo fichó el Cádiz y lo quiso el Real Madrid

Mis tíos Juan, Luis y Pepe siempre iban al fútbol pero mi padre, Manolo, al ser camionero si tenía que salir el domingo para Sevilla a por la ‘Cruzcampo’ se perdía algunos partidos. Aquel Almería hasta el ascenso de Enrique Alés en la 1977-78 era el único de Segunda, y sabe bien Juanito Giménez que todo lo demás fue Tercera con desapariciones de clubes efímeros. No volvió a tener un equipo como el de aquella temporada 1957-58 con Gómez Angulo de presidente y una directiva de ‘currantes’ que “sacaban dinero de las piedras”, que decía Manolo ‘Saberes’, mi padre. Algo pasó que no me acuerdo, pero no estaba tranquilo mi padre con el fichaje de Juanito por el Cádiz y no recuerdo si era porque lo quería el Real Madrid o porque su salida hundió al Almería. El caso es que la primera temporada con el bloque del ascenso se asomaron a la Primera División.

La temporada 1960-61 decía mi padre que llegaron los delirios de grandeza y se firmaron nombres y no hombres. Se llenó el vestuario de años de gloria y para correr: que vaya otro. Nada que ver con aquel equipo liderado por Enrique Bescos como entrenador y se bajó de categoría y a renglón seguido la desaparición del Atlético Almería. “Tiraron la casa por la ventana”, me decía mi padre mientras recordaba a su Juanito Giménez que volvió, pero ya era tarde para rescatar al club de sus amores. Me da que ese segundo año no estaba nuestro vecino en la plantilla o no lo ponían.

Liz, Quintín, León, Pepe Giménez y Juan Giménez

He heredado de mi padre lo de aprenderme las alineaciones de memoria pero no les quiero cansar, tranquilos, solo se trata de rendirle un bonito homenaje a nuestro querido Juanito Giménez al que siempre he admirado y aplaudido, más por ser mi vecino favorito que por sus centros medidos, ya que siendo un niño no me enteraba mucho de la táctica y del juego. Confieso que me sabía de memoria la delantera (antes jugaban cinco arriba) que recitaba mi padre y con el tiempo de donde eran cada uno de ellos. Tuve la oportunidad de conocerlos a todos menos a uno: Liz, no lo recuerdo.

A Quintín creo que fue estando ya en la comunicación porque nos presentó Paquitico. Paco León era otro amigo de la familia y con su hijo mantengo relación. Su empresa de hierros en Los Molinos era frecuentada por el Ebro de mi padre y charlábamos. Con Pepe Giménez he quitado muchas piedras del campo de Los Ángeles cuando era directivo y entrenador porque de su calle Granada a mi barrio había un paso. Y lo de Juanito Giménez que les voy a contar si nuestras familias vivían en la misma calle. Gloria eterna para aquellos que tanto dieron al Almería.