La cultura de la reparación gana terreno en Málaga: menos residuos, más empleo técnico y los jóvenes como principales actores

Málaga

La cultura de la reparación está tomando fuerza. Frente a la idea de que casi todo viene con fecha de caducidad, crece una nueva mentalidad de consumo: reparar antes que reemplazar. Un cambio de tendencia que apuesta por alargar la vida útil de los objetos y reducir su impacto medioambiental. Málaga ya es un ejemplo de este modelo a través de empresas que llevan décadas ofreciendo servicios técnicos para electrodomésticos y dispositivos electrónicos.

Microtecnic, fundada en 1994, se ha convertido en una referencia en este sector. Nació en un momento en el que apenas existían servicios técnicos de marcas oficiales en la ciudad, especialmente para equipos informáticos y fotocopiadoras. Lo que empezó como un servicio especializado ha crecido hasta convertirse en una compañía con más de 145 trabajadores y ocho sedes en toda España, con Málaga como centro operativo. La sede principal cuenta con un espacio de más de 3.000 metros cuadrados y un laboratorio propio.

El cambio en los hábitos de consumo se nota en los números. Según explica el propietario, Juan Mancilla, la demanda de servicios de reparación ha aumentado entre un 50% y un 60% desde 2019. Los usuarios, especialmente los más jóvenes, preguntan primero si un aparato puede repararse antes de optar por uno nuevo. Esta tendencia se percibe tanto en electrodomésticos domésticos —como lavadoras o cafeteras de gama alta— como en dispositivos electrónicos, pequeños aparatos y televisores.

Esta empresa malagueña trabaja con clientes particulares, aseguradoras del hogar y fabricantes. Si un aparato tiene un golpe o un fallo eléctrico y está asegurado, la empresa se encarga de la reparación. En Málaga, atienden una media de 13.000 reparaciones al mes. Cuando los dispositivos son irrecuperables, se derivan a gestores autorizados de residuos; semanalmente, salen de sus instalaciones hasta seis palés completos de televisores irreparables.

Las razones para reparar, según detalla José Robles, responsable de Soluciones Técnicas, son económicas y ambientales. Sustituir una pieza evita fabricar un nuevo aparato completo, lo que supone un ahorro de recursos y de emisiones. “La reparabilidad siempre va a ser un ahorro para la economía y para el medioambiente”, afirma. Y añade: “Es como reciclar, es un aporte al futuro del planeta”.

La empresa también afronta obstáculos. El acceso a piezas de recambio no siempre es sencillo. Mientras algunos fabricantes cumplen con el suministro de repuestos, otros —especialmente ciertos proveedores asiáticos— dificultan conseguir piezas, lo que frena la reparación. Según Microtecnic, la falta de profesionales cualificados es otro desafío. Cerca del 75% de su plantilla procede de programas de formación en prácticas, y muchos jóvenes técnicos se quedan en la empresa tras finalizar su aprendizaje.

Para afrontar la creciente demanda, la empresa ha ampliado líneas de negocio. Además de televisores, electrónica y pequeños electrodomésticos, han incorporado servicios de climatización y reparación de patinetes eléctricos. También prestan asistencia en grandes equipos para universidades, estudios de arquitectura y administraciones.

En relación con la durabilidad, los responsables señalan que reparar suele ser rentable, especialmente cuando el aparato tiene menos de cinco años y está en buen estado. Las garantías también están evolucionando: la reparación tiene actualmente una cobertura legal mínima de tres meses, pero avanzan cambios normativos que podrían extender la garantía de las reparaciones hasta un año, lo que incentivaría aún más este modelo.

Según los últimos datos consolidados de Eurostat, España ha generado una media de 10,97 kilos de residuos electrónicos por habitante (RAEE) en el último ejercicio con estadísticas comparables a nivel europeo. Esta cifra se sitúa ligeramente por encima de la media comunitaria y mantiene a los aparatos eléctricos y electrónicos como uno de los flujos de residuos de mayor crecimiento.

En el ámbito local, Málaga también refleja este incremento. Solo en los puntos limpios municipales de la capital, gestionados por la empresa pública Limasam, se han recogido 13,46 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos durante el último año. Este volumen excluye la recogida puerta a puerta y los dispositivos entregados en comercios cuando se sustituye un aparato, por lo que la cifra real gestionada en la ciudad es previsiblemente mayor. Según Limasam, este tipo de residuos incluye “televisores, ordenadores, pequeños electrodomésticos, cargadores y todo tipo de dispositivos eléctricos o electrónicos que ya no tienen uso”