Inmaculada González de Quevedo, la policía nacional que lucha contra el acoso escolar
Esta agente de Participación Ciudadana en Sanlúcar se dedica a impartir charlas de prevención en centros educativos y se implica en cada caso para frenarlo

Inmaculada, la policía nacional gaditana que lucha contra el bullying - El Club de las Trece, con Patricia Merello
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Cádiz
En un mundo ideal, el acoso escolar no existiría. Configurar esa realidad es el cometido de personas como Inmaculada González de Quevedo, jerezana de 39 años que se entrega en cuerpo y alma cada vez que escucha que un niño o niña está sufriendo bullying. Esta policía nacional es Delegada de Participación Ciudadana en Sanlúcar, puesto en el que lleva desde 2018 y desde donde colabora con distintas organizaciones.
A la Asociación Anti Bullying de Sanlúcar (ABSA) le llegan entre dos y tres casos a la semana y ya ha tratado cerca de 500 en sus cinco años de vida, un dato desolador que refleja la importancia de esta labor invisible.
Inmaculada es el enlace directo entre los colegios e institutos y la Policía Nacional., y se dedica además de implicarse en cada caso, a impartir charlas de prevención para concienciar al alumnado. “Me acerco a los colegio y hablo con los directores y profesores, tengo un trato fluido con ellos”, comenta esta agente que reconoce que es “una tarea bastante complicada”, pero que funciona.


Ella siempre ha estado involucrada en la lucha contra el acoso escolar, sobre todo, porque lo ha vivido en sus carnes. “Ahora me veo con las armas de tener un uniforme y poder ayudar. Cuando me viene un caso directo, a mi el corazón se me encoge. Con el uniforme puedo llegar a sitios que otros no”, expresa.
Insultos a compañeros, difusión de emoticonos o agresiones en el recreo son las situaciones más comunes. Antes, el acoso se interrumpía a las 14.00 horas, pero ahora, existe el ciberbullying. “Nosotros intentamos no llegar a la vía judicial para no colapsar aun más el sistema”, explica Inmaculada, que se implica para que los menores no sufran un trauma que ella misma experimenta.
Comparte que, en ocasiones, las propias familias de los acosadores no colaboran y niegan que sus hijos tengan un problema. Además, las de los acosados, tienen miedo a represalias. En este escenario, la labor de esta policía es fundamental para poner fin a un martirio que puede tener consecuencias fatales. Inmaculada ya ha salvado la vida de muchos menores que no querían seguir yendo a clases.
“En este último mes están llegando más denuncias a comisaria, parece que la gente está concienciando y animando a buscar una solución”, dice. Aún así, hace hincapié en que la apertura de protocolos es primordial para poder actuar. “Hay centro educativos que no abordan bien estos casos. Creo que tendrían que estar más formados”, añade. Alguna vez ha tenido que intervenir ante la negativa de un colegio a abrir el protocolo.
La jerezana pide a la familias que busquen a los delegados de Participación Ciudadana en comisaria para recibir asesoramiento. “Nosotros podemos acabar con el acoso”, sostiene.




