Lo político no puede ser personal
La opinión de Lola Fernández

Morón de la Frontera
Saben que casi siempre me gusta hablar de la vida, de lo cotidiano y lo insólito, porque pienso que cada vez es más difícil mirar sin implicarte, que hablar implicándote.
La vida nos sorprende y nos desafía, por eso cada vez estoy más a gusto diciendo lo que pienso, a pesar de saber que habrá ocasiones que no gusten mis exposiciones, de ahí la sorpresa y el desafío.
O tal vez que la edad esta llegando a cargar tu mochila de experiencias y tal vez sabiduría y como todo el mundo sabe, los mayores no tenemos pelos en la lengua, ni lenguas de arena, se dice lo que se piensa y luego ya si eso, reflexionamos.
En parte en algo nos parecemos a los más jóvenes, porque en realidad solo el cuerpo y el carnet dicen la verdad.
Por eso los políticos buscan el voto en los que más canas tienen y en los que menos historias calzan. A pesar de que lo político no puede ser personal, los políticos insisten en crear barreras y muros donde separar al ciudadano de a pie.
Existen dos familias, la que tienes desde que naciste y la otra familia que creas cuando creces, la de los amigos.
Habrá personas que entren y salgan de tu vida, pero los amigos de toda la vida hay que mantenerlos siempre.
Los amigos de toda la vida son los únicos que han visto y aceptado todas las versiones de ti: las que has ido construyendo con los años, las experiencias y las historias compartidas.
Hemos forjado nuestras personalidades, hemos tenido acuerdos y desacuerdos, hemos escuchado, simplemente era suficiente y hemos aprendido a sobrevivir a la distancia, al tiempo y a las versiones en las que la vida nos ha ido convirtiendo.
Por eso, que la política no separe a las familias ni a los amigos, ellos van y vienen y nosotros continuamos en esta vida, que ya sé que no elegimos, solo el amor hizo, en la mayoría de los casos, que nos eligieran en nuestro nacimiento y cuna.
El carácter hace el destino, pero el destino no nos lo escriben los demás, ni siquiera los políticos, los que mandan y mangan. Sino los que te acompañan, dando igual el color de su casa.
Y es que, entre mentira a mentira, hemos llegado a este desastre tan bien ordenado que va desordenando a las nuevas generaciones… y vamos creando muros y monstruos que van cerrando las puertas a los que empezaron cincuenta años atrás, con las nuevas libertades que emprendieron para nuestro futuro. Un futuro halagüeño, donde sí se abrieron puertas, donde no te cobran por la entrada y se derribaron muros, aunque sigamos dando tumbos y contradicciones, de un lado a otro.
Por eso, que los políticos no nos separen y no dejemos desatendida esa mínima llama a la que llamábamos convivencia.
Porque lo político no puede ser personal.
Porque cada paso es una huella y cada huella una historia.




