El periodista Pepe Fernández 'devuelve' después de 36 años la histórica Hispano Olivetti de Radio Sevilla
En sus teclas se escribieron las grandes crónicas de los años 70 y 80, entre ellas la que él mismo hizo sobre el Golpe de Estado del 23F

Sevilla
La pasada semana, el veterano periodista Pepe Fernández llamó al director de Radio Sevilla, Antonio Yelamo, para decirle que le gustaría "devolver, regalar" la vieja máquina de escribir Hispano Olivetti que durante 36 años ha cuidado, mimado y conservado. Quería que este fuera su regalo sentimental con motivo del centenario de nuestra emisora.
A Yélamo le gustó la idea y el gesto. La máquina de escribir Hispano Olivetti salió de la calle Gonzalez Abreu en 1989.
En el domicilio de Pepe Fernández ha descansado desde entonces esta máquina de escribir que pesa 17,4 kilos y carga sobre sus teclas décadas de palabras, noticias y emociones. Es una Hispano Olivetti, una veterana del oficio que acompañó a generaciones de periodistas en la redacción de Radio Sevilla hasta 1989. No es solo un objeto: es memoria viva del periodismo local.
Por sus teclas pasaron nombres que hoy son referencia: Manolo Barrios, Paco Millán, María Esperanza Sánchez, Paco Lobatón, Enrique García, Mercedes de Pablos, Inés Alba, Paco Luis Murillo, Manolo Rodríguez, Javier Caraballo, Paco Gamero, Antonio Silva, Paco Conde, José Antonio Gavira, Regina Farré, Paco Sánchez, Ezequiel Martínez, Guillermo Sánchez, Antonio Somoza, el maestro José Antonio Sánchez Araujo, Juan Carlos Vélez, Antonio Manfredi, Juan Tribuna, José Mª Rincón, y tantos otros que hicieron de la palabra un compromiso. Quizá incluso Iñaki Gabilondo dejó alguna línea en ella.
Pepe Fernández fue, posiblemente, el último en usarla. Recuerdos hay muchos, pero nos habla de la noche más tensa de nuestra democracia: el 23 de febrero de 1981. Aquella noche, mientras España contenía la respiración, el gobernador Sanz Pastor envió a la emisora copia del acta de la Junta de Orden Público, reafirmando su apoyo a la Constitución. La orden era clara: emitir solo un resumen. Y allí, bajo la mirada vigilante de dos policías armados que le apuntaban con sus armas reglamentarias, redactó en esa Olivetti el único texto que se leyó en antena, desconectando de la cadena. El director Ángel Botana supervisaba cada palabra. El periodismo, entonces, era resistencia y responsabilidad.
Hoy, esta máquina no es solo hierro y teclas. Es símbolo de una época en la que la radio era el latido de la ciudad y la palabra escrita, un acto de valor. Quizá merezca un lugar en la historia, porque en sus letras se escribió la verdad cuando más falta hacía.




