Fundación Mapfre y Dekra alertan: Europa no llegará a los objetivos de seguridad vial de 2030 al ritmo actual

Málaga

La Fundación Mapfre y Dekra han advertido de que Europa no va a cumplir los objetivos de reducción de la siniestralidad si no acelera la aplicación de medidas clave. Lo sostienen en el Informe de Seguridad Vial 2025, un documento que analiza la evolución de los fallecidos, la educación vial continua y el papel de la tecnología en la prevención.

El informe sitúa el problema en una dimensión global. Cada año 1,2 millones de personas mueren en las carreteras del mundo, según la Organización Mundial de la Salud. En la Unión Europea, la cifra de 2024 se ha situado en 19.800 fallecidos, un 3% menos que el año anterior. La reducción continúa siendo insuficiente y coloca al continente fuera de la senda que marca el objetivo de la Comisión Europea: reducir a la mitad las muertes y lesiones graves antes de 2030. La meta final es llegar a cero fallecidos en 2050, dentro del plan Visión Zero.

El estudio insiste en que el 90% de los siniestros tiene origen en errores humanos. Las distracciones con el móvil se relacionan con entre un 50% y un 61% de los accidentes. El consumo de alcohol o drogas aparece en entre el 20% y el 69% de los casos. La velocidad inadecuada en zonas urbanas se asocia a un 24%.

El análisis identifica medidas de eficacia demostrada: uso del cinturón, sistemas de retención infantil, casco, controles y vigilancia. Según el documento, las infraestructuras inteligentes reducen hasta un 30% los siniestros; los sistemas ADAS pueden evitar otro 30% cuando se emplean correctamente; y la seguridad pasiva de los vehículos llega a reducir hasta un 60% las muertes en caso de impacto. Aun así, el informe recuerda que la tecnología “no sustituye la responsabilidad del conductor” y advierte de un factor estructural: el parque móvil español mantiene una edad media de 15 años, lo que limita la implantación de estos sistemas.

El experto de la Fundación Torcal de Seguridad Vial, Miguel Aldana, coincide plenamente con el diagnóstico del informe: “Es muy complicado llegar a los objetivos de 2030. En 2024 hemos reducido un 3% los fallecidos, un descenso claramente insuficiente.”

Sobre el origen humano de la siniestralidad, Aldana insiste en que hablamos de comportamientos evitables y conscientes: “No estamos hablando de despistes inevitables. Hablamos de conductas activas: alcohol, drogas, velocidad y uso del móvil.”

El experto destaca que muchas tecnologías ya están disponibles, pero recuerda que su implantación práctica avanza más despacio que su desarrollo: “Hoy un vehículo puede saber si llevas cinturón, si miras el móvil o si estás en disposición de conducir. La tecnología existe, pero la legislación y la implantación van por detrás.”

Aldana señala que algunos países de la UE ya preparan sistemas integrados de control de alcoholemia instalados en el vehículo, un paso que considera clave para reducir siniestros vinculados al consumo: “Cuando esté implementado, el vehículo no va a arrancar si el conductor supera las tasas permitidas. Eso va a reducir considerablemente los accidentes relacionados con el alcohol.”

Entre las recomendaciones del informe, destacan siete líneas de actuación: formación vial permanente, evaluación médico-psicológica a reincidentes, criterios homogéneos de datos entre países, unificación normativa en velocidad y sanciones, inversión en infraestructuras seguras, protección prioritaria a usuarios vulnerables y desarrollo de tecnología capaz de comunicar el vehículo con semáforos y señales para anticipar riesgos.

Aldana considera imprescindible acelerar en estas áreas: “La educación vial continua es fundamental. Si no formamos desde pequeños y durante toda la vida, los resultados tardarán en llegar.”

El informe coincide: sin cambios estructurales, Europa no alcanzará los objetivos fijados para 2030 ni la aspiración final de cero fallecidos en 2050.