¿Por qué un león aparece tumbado en el escudo de Arahal?
La historia de independencia detrás de nuestro escudo


Arahal
Rafael Martín Martín, cronista oficial de la Ciudad. Comentario nº 91

Rafael Martín - Comentario n 91. Los Símbolos de Arahal
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Hoy quiero hacerles un viaje – un viaje distinto a los que solemos hacer por nuestras calles y plazas- , un viaje a través de los símbolos que nos representan: nuestro escudo y nuestra bandera.
A veces olvidamos que los símbolos no son simples dibujos o colores colocados por inercia.
El escudo es, en realidad, un pequeño libro de historia. Un libro sin palabras, pero lleno de significados. Cada figura, cada color, cada detalle responde a decisiones concretas, tomadas por personas que vivieron antes que nosotros y que querían dejar constancia de cómo era el lugar que habitaban y cómo querían que se viera.
Es importante recordar que los símbolos no son estáticos. Las ciudades cambian, evolucionan, se transforman. Sus habitantes, sus prioridades, sus valores y su manera de entender el mundo también lo hacen. Y esos cambios inevitablemente se reflejan – o se discuten- en torno a símbolos como el escudo o la bandera.
Arahal es un ejemplo clarísimo de cómo tradición e innovación pueden convivir en un mismo emblema… aunque no sin debate.
El escudo primitivo: Los orígenes simbólicos de Arahal
En el archivo histórico nacional se encuentra un documento muy significativo de esta realidad, firmado el catorce de septiembre de mil ochocientos setenta y seis, por el entonces alcalde de la villa de El Arahal D. Juan María Zayas, que puntualiza y explica las razones de la existencia de las modificaciones en este símbolo de la identidad arahalense, remitiéndose al boletín oficial de la provincia de once de septiembre de mil ochocientos sesenta y cuatro.
El citado documento es una fiel reproducción de lo que el gran cronista arahalense D. Patricio Gutiérrez Bravo reflejó en su obra “ Notas históricas de Arahal” publicada en 1787 y que formaba parte del Diccionario geográfico de España de Tomás López, publicado en 1802.
Esta obra de enorme importancia para la villa de El Arahal escrita por Gutiérrez Bravo, muestra cierto paralelismo con las notas locales que el jesuita Gabriel de Aranda dedica a Sebastián de Monroy, por adentrarnos en la vida y costumbres de la villa en aquellos momentos históricos, unos a finales del siglo XVII como los de este último y otro, en mil setecientos ochenta y siete. Dos descripciones muy puntuales de Arahal en esas etapas históricas. Y, como es lógico, Gutiérrez Bravo, cuando la simbología de la villa de El Arahal hace referencia a aquel escudo primitivo que según definía fue el primero de su simbología, y que en su etapa seguía siendo el escudo oficial de la villa. El no llegó a mencionar desde cuándo lo ostentaba, ni cómo se concedió. Quizás, así decía Gutiérrez Bravo, “… podía ser perteneciente a la encomienda mayor de Morón por orden de alguno de los Maestres de Alcántara que mandaría a su comendador poblar este lugar para su comodidad, para toda clase de plantas y sementeras por ser tierra llana y fructífera y sería este quien le daría facultades para ponerle el escudo de las armas de su familia, muy similar al de los pizarros…”


Escudo primitivo del lugar de El Arahal
Representa un árbol verde en campo celeste y en él repartidas seis estrellas de plata y arrimados al tronco de dos osos en ademán de querer subir a la copa, siendo este árbol un pino u otra especie semejante. En la parte superior un yelmo de caballero con penacho de plumas.
Los osos significan fuerza física, coraje y resistencia. En heráldica es visto como guardián de lo propio. El árbol suele simbolizar vida, linaje, arraigo, crecimiento, al que trepan dos osos que representan esfuerzo constante, la idea de ascender, progresar y alcanzar objetivos. Las estrellas simbolizan luz, guia y protección.
En la parte superior un yelmo de caballero abierto o de visera levantada que refleja nobleza, hidalgúia, linaje ya reconocido, orientado hacia la derecha, que es la posición normal y correcta para un caballero. Termina con un penacho de plumas que es un adorno que indica dignidad caballeresca, valentía.
El escudo de Carlos V: la independencia de Morón y el orgullo de villa.
Sin embargo, no tiene nada que ver con el escudo actual de la villa, del que sí hay referencia en el archivo municipal del Ayuntamiento, en un informe, que el cronista D. Antonio Nieto remite al entonces alcalde de Arahal, D. Ramón González, sobre el escudo actual de la ciudad.
Ese escudo es el escudo de armas de la villa de El Arahal, otorgado por el rey Carlos V en el año 1554, con motivo de su independencia de Morón de la Frontera y la adquisición de su título de villazgo.
En el interior del mismo, en su parte central un blasón o mote blanco con la inscripción latina de un texto de San Pablo : “ Absorta est mors in victoria” La muerte ha sido vencida por la victoria. Es una expresión del triunfo sobre la muerte, de raíz cristiana, que se interpreta como símbolo de esperanza, resurrección y victoria espiritual. Por tanto, su inclusión en el escudo da un sentido más religioso y trascendente.
Alude a que los sacrificios, penalidades y conflictos vividos por la población de Arahal no fueron en vano: todas las dificultades “ quedan superadas” o “ anuladas” gracias al triunfo final.
Arahal dependió durante siglos de la villa de Morón de la Frontera y su historia desde los inicios estuvo marcada por los enfrentamientos, tensiones y luchas por la autonomía. Cuando Carlos V le concede la independencia y el privilegio de villazgo, el nuevo estatus supone una victoria política y jurídica fundamental para la comunidad.
En definitiva, la frase del escudo refleja la independencia representativa de una victoria tan importante que hace que todas las dificultades anteriores pierdan fuerza. Los sufrimientos y conflictos del pasado “desaparecen” simbólicamente gracias a ese logro histórico. La nueva condición de villa se vive como un triunfo que supera todo lo anterior y que da sentido al esfuerzo de muchas generaciones. La expresión resume, por tanto, la fortaleza del pueblo, su capacidad para sobreponerse a la adversidad, la legitimidad de la victoria alcanzada y el orgullo de haber conseguido la autonomía.


Este blasón en el que contiene la frase, con letra negra sobre fondo blanco, un color que representa la paz, sobre un fondo de color azul, un color que ya apareció en su primitivo escudo, que volverá a aparecer en la bandera y que en heráldica suele simbolizar la justicia y rectitud o la lealtad y fidelidad.
Debajo de este blasón, en su campo principal aparece un león desquijarrado echado sobre un prado verde y fondo. La presencia del león es común en la heráldica, símbolo clásico de valor, fuerza, nobleza y soberanía y en este escudo puede tener varios interpretaciones, podría simbolizar un poder sereno pero preparado para defenderse con ferocidad si es necesario; un linaje noble, firme y vigilante, asociado a la esperanza, la lealtad y la abundancia. Otra interpretación es la que refleja el Sr. Nieto en su informe “… su autor quiso representar mediante el simbolismo de la fiera tendida en el suelo el dominio de Morón vencido y desarmado a los pies de quienes hasta entonces habían sido su población dependiente…”
En su parte inferior, se observan árboles, probablemente cipreses, alineados sobre fondo dorado, que representa fertilidad, crecimiento y estabilidad y su alineación sugiere orden o defensa.
Todo el conjunto está rodeado por una ornamentación dorada y roja, colores que indican nobleza, honor y coraje y en la parte superior un yelmo de caballero con penacho de plumas, con las mismas características que en el escudo antiguo: yelmo abierto o de visera levantada, orientado hacia la derecha y con su penacho con el mismo número de plumas.
La resistencia al cambio: tradición frente a modernidad.
Hasta aquí podríamos pensar que la transición entre un escudo y otro fue sencilla. Pero no fue así.Los símbolos arraigados, los que forman parte de la identidad cotidiana de la gente, rara vez se sustituyen sin resistencia.
Y así ocurrió en Arahal. Aunque el escudo de Carlos V era oficial desde 1554, tuvo que pasar más de dos siglos, hasta el XIX, para que se impusiera plenamente.Gutiérrez Bravo, en 1787, todavía menciona solo el escudo primitivo, ignorando el concedido por el emperador.
Durante generaciones convivieron dos formas de entender la identidad de la villa:quienes querían preservar el pasado más remoto y quienes veían necesario adoptar el nuevo símbolo oficial, vinculado a la independencia y a la dignidad adquirida.
Esta tensión nos recuerda que un escudo, aunque parezca un asunto protocolario, condensa emociones, debates, visiones distintas del pasado y del futuro.
La bandera de Arahal: un símbolo más reciente.
Otro símbolo identitario de la ciudad es la bandera. Este símbolo, al contrario que el escudo, empezó a adquirir un uso simbólico en un período tardío. Durante la Edad Media y buena parte de la Edad Moderna, las ciudades no solían tener banderas propias, eran los pendones o estandartes militares los símbolos utilizados, junto al escudo. No fue hasta fines del XVIII y principios del XIX cuando nace la identidad municipal moderna y las ciudades comenzaron a adoptar banderas basadas en sus escudos e incorporar colores representantivos de la historia local, generalizándose el uso de banderas como parte de identidad visual de instituciones públicas. Todo ello se oficializó en el siglo XX cuando la bandera empezó a usarse en actos institucionales, edificos públicos, celebraciones, turismo y promoción cultural.
En el caso de nuestra ciudad, todo indica que su bandera empezó a usarse de forma habitual en los años setenta del siglo pasado, aunque su aprobación formal no quedó registrada ni en las actas municipales ni en el Boletín Oficial de la Provincia.
Sin embargo, sabemos de su existencia a principios de los años 80, como así nos lo corrobora fotos de ese período, ondeando en el balcón del Ayuntamiento, cuando Felipe González visitó nuestra ciudad el 16 de abril de 1982, en precampaña de elecciones autonómicas, lo cual explica que se adoptó este símbolo sin que se hiciera la formalización del expediente oportuno para la adopción de esta simbología.


Fotografia del Archivo de Alfonso Pereira. Año 1982
La bandera de Arahal está dividida en tres franjas horizontales iguales. Su franja superior y la inferior son de color azul y de color blanco la central. En esa franja blanca central aparece el escudo de Arahal.
El color azul ha sido un color constante en la heráldica arahalense, como así se refleja en los dos escudos que, Arahal ha utilizado a lo largo de su historia. Representa la lealltad, la justicia y la serenidad. Tradicionalmente en heráldica simboliza el cielo y la nobleza.
El color blanco de su parte central significa paz, pureza e integridad, destacando el escudo sobre su fondo, simbolizando que la identidad del municipio está centrada en sus valores y su historia.
Existe también otra interpretación, recogida en alugnas fuentes , como Memoria visual de Arahal, donde se señala que el azul y el blanco serían colores inmaculistas, vinculados a la tradición mariana tan arraigada en nuestro pueblo. De una u otra forma, la bandera combina tradición, identidad visual y un mensaje claro de unidad y armonía.


Llegados a este punto, conviene reflexionar sobre algo importante: Los símbolos no están vivos por existir un papel, sino porque la comunidad les da vida. No son solo imágenes.
Nuestro escudo y nuestra bandera no son solo emblemas oficiales.Son parte del paisaje sentimental de Arahal:– ondean en actos institucionales,– presiden celebraciones,– decoran espacios públicos,– se utilizan en actividades culturales y deportivas,– y acompañan a la ciudad en cualquier representación externa.
Son símbolos que hablan de un pueblo perseverante, orgulloso de su historia y consciente de su identidad. De una comunidad que ha sabido integrar su pasado en su presente, conservando lo esencial y reinterpretando lo necesario. En definitiva, queridos oyentes, nuestro escudo y nuestra bandera no son solo imágenes.
Son relatos visuales
Relatos que expresan la fuerza de nuestros orígenes, la conquista de nuestra autonomía, nuestra capacidad para superar dificultades, y también la voluntad de preservar aquello que nos identifica.
Son símbolos que miran hacia atrás para recordar quiénes fuimos, pero que también miran hacia adelante para recordarnos quiénes queremos ser.
Les agradezco que me hayan acompañado en este recorrido por la historia simbólica de Arahal, una historia que sigue viva en cada rincón de nuestra ciudad.

Sonia Camacho
Sonia Camacho es directora de Bética de Comunicación y fundadora de Estudio 530. Comunicadora andaluza...




