Si se trata de vivir, vivamos
La opinión de Lola Fernández

Morón de la Frontera
Si se trata de vivir, vivamos.
Ya va haciendo frío, lo que pega en estos días, buscamos las capas de cebolla que nos envuelva para que no sintamos ese frío.
La calle se vuelve bulliciosa en las mañanas y vacías en las tardes-noches, parece que no queremos deambular por aquellos lugares que se vuelven taciturnos y oscuros, donde la noche encierra el otoño tardío.
Sigue haciendo frío. Y en la calle cada cual va a lo suyo, móvil en mano, caminamos contando nuestros problemas o nuestras historias. Un mundo que se roza y no se reconoce, se tropieza y no se habla, se aglomera y no existe cercanía.
Pero la calle está engalanada para un tiempo que se acerca y como en un juego de manos, un truco de magia, el ánimo se nos va alegrando y hasta olvidamos lo duro que nos rodea para poder ablandarnos.
Se va marcando el tiempo de otro tiempo que nos anuncia una llegada. Y en ese tiempo vamos armando todo un ritual de escenas que se repiten cada año y cada vez con más temprana impaciencia.
Desde el verano estamos vendiendo decimos de la lotería, porque necesitamos pensar que una de esas bolitas que lleva nuestro número, caerá en el cestillo donde pone nuestro nombre y nos cambiara la vida. Así que mientras nuestro bolsillo pueda, caerá algún que otro decimito.
Vamos recibiendo o comprando algún que otro almanaque con la imagen del Señor o de la Virgen de nuestras hermandades, porque necesitamos sentirlos cerca cuando vamos tachando los días y de camino, ayudamos con lo recaudado, que lo necesitan para sus obras sociales.
Hacemos campañas de recogida de alimentos, que, tristemente cada vez son más necesarias, para aquellos que no tienen ni para acabar un mes y donde demostramos que la solidaridad es grande y mucho, que tal y como está la vida sabemos que, es muy necesario un paquete de arroz o de garbanzos, que ni para huevos da la compra.
En esta temprana impaciencia nos hemos precipitado sobre el calendario, adelantando los días en este pausado otoño.
Estamos a una semana para que acabe noviembre y aceleramos todo lo extraordinario de una Navidad precipitada, con miles de citas marcadas en el mes de diciembre, decorando con luces frías unos adornos que vociferan estrellas luminosas, campanas silenciosas y donde nuestros belenes llevan una nieve superficial a la que no estamos acostumbrados.
Noviembre salva el calendario con los sones de una banda viva, nuestra Banda Municipal que, vuelve a poner la música el día de Santa Cecilia patrona de los músicos.
Sigue haciendo frio y en este ritmo acelerado celebraremos la llegada de diciembre y una Navidad más de mundos que sí se rozan y se reconocen, se paran y se hablan, se juntan y se viven, porque si se trata de vivir, vivamos.




