La Zona de Bajas Emisiones de Málaga empieza a multar el 1 de diciembre y deja fuera a 175.000 vehículos de la provincia

Málaga

La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Málaga entra en una nueva fase este 1 de diciembre, cuando comienzan a aplicarse las sanciones a los vehículos que accedan al perímetro sin cumplir los requisitos ambientales. La medida afecta de forma directa a uno de cada siete coches y motocicletas de la provincia, alrededor de 175.000 vehículos que no van a poder circular por el centro de la capital porque carecen de distintivo ambiental y no están censados en el municipio.

El Ayuntamiento mantiene que la norma ya se encuentra en vigor desde noviembre de 2024, aunque es ahora cuando empieza la fase sancionadora. La ordenanza permite durante este año el acceso de los vehículos con etiqueta B, tanto coches como motos, pero la moratoria tiene fecha de caducidad: el 30 de noviembre de 2026. A partir de entonces, solo estarán autorizados los vehículos con distintivos C, ECO o Cero, además de los definidos como servicios esenciales.

El impacto sobre el parque móvil es amplio. En la provincia circulan 1,4 millones de vehículos, con alrededor de 910.000 turismos, 217.000 motocicletas, 102.000 furgonetas y más de 83.000 camiones. La capital concentra unos 400.000 vehículos. De todos ellos, 203.000 coches de la provincia carecen de etiqueta ambiental, y aplicando la proporción del parque metropolitano, se estima que 142.000 turismos no censados en Málaga quedarán excluidos desde el mismo día 1. En el caso de las motos, unas 33.000 motocicletas de la provincia tampoco podrán acceder, lo que supone aproximadamente un 15 por ciento del total.

Los accesos estarán vigilados mediante lectura automática de matrículas, un sistema conectado con la plataforma de movilidad del Ayuntamiento y con la base de datos ambiental de la Dirección General de Tráfico. La verificación se realiza de manera digital, de modo que la pegatina física no resulta necesaria. Las infracciones serán sancionadas con 200 euros, según la normativa estatal y la ordenanza municipal.

El profesor de Ingeniería de la Universidad de Málaga, Juan Antonio Auñón, observa que este paso “es el primer paso muy, muy anunciado”, aunque matiza que no todos los vehículos afectados tienen la misma frecuencia de uso en la capital. “Esos 170.000 pueden incluir un porcentaje alto que casi nunca viene a Málaga, porque es el típico coche más antiguo que se usa en el pueblo, para moverse por la cercanía”, señala. Aun así, subraya un factor clave en el casos de Málaga: “La zona corta la ciudad, no se puede atravesar Málaga, y eso condiciona mucho”.

En su análisis, Auñón insiste en la falta de alternativas para quienes necesitan desplazarse hasta el centro. “¿Qué se le ha ofrecido al usuario como alternativa? Esa sería la principal cuestión”, afirma. El catedrático defiende una combinación equilibrada entre restricciones y mejoras del transporte: “Soy muy partidario de la política de palos y zanahorias, pero no solo palos o no solo zanahorias”. A su juicio, los aparcamientos disuasorios y la coordinación entre metro, tren y autobús deberían acompañar la implantación de la ZBE.

El profesor considera que la ciudad llega a la fase sancionadora sin haber desarrollado plenamente esas alternativas. “Parece que se han puesto en marcha antes las medidas sancionadoras que las medidas disuasorias, que algunas veces hubieran sido muchísimo mejor de poner en marcha”, apunta. Y añade un ejemplo sobre la utilidad de los aparcamientos disuasorios: “Si me ofrece un aparcamiento disuasorio, no me lo vaya a cobrar… una explanada con un pequeño arreglo del suelo no necesita una barrera que me cueste dos o tres euros al día”.

En paralelo, recuerda que la modernización tecnológica del control de acceso procede de fondos europeos que han impulsado a muchos municipios a instalar sistemas automáticos. Esto hace que la pegatina física deje de tener sentido práctico: “La lectura es automática… hoy en día todo está supeditado a la matrícula”.

Auñón observa también que la implantación de las restricciones puede provocar cambios en los hábitos de movilidad y, en algunos casos, incluso acelerar la renovación del vehículo: “Cuando no hay otra, aprieta… si hay que renovar el coche pues habrá que renovarlo”. No obstante, insiste en que la administración debe ofrecer soluciones concretas para quienes no disponen de alternativas. “La movilidad no es generalmente para ocio, es para gestiones y para trabajo, es obligatoria o necesaria”, recuerda.

El Ayuntamiento mantiene la posibilidad de autorizar accesos puntuales para mudanzas, obras o eventos, además de las excepciones para servicios sanitarios, fuerzas de seguridad y servicios municipales, siempre que la matrícula quede registrada previamente. También podrá activar restricciones adicionales en episodios de mala calidad del aire, emergencias o eventos multitudinarios.

La ciudad entra así en una nueva etapa en la que los desplazamientos por el centro quedan condicionados por la clasificación ambiental del vehículo y por la capacidad de la administración para ofrecer alternativas a quienes dependen del coche para su movilidad diaria.