Unidad
El Paso Cambiado de Julián Granado

Morón de la Frontera
Dice un aforismo malicioso que la izquierda es esa ideología que reúne en una habitación a dos personas, y de allí salen al menos tres tendencias y no sé cuántas facciones. La proverbial desunión del arcoíris revolucionariome recuerda, con tintes de cachondeo semítico, a la escena de La Vida de Brian. Con su patética atomización anti-romana entre el Frente Popular de Judea, el Frente Judaico Popular, el Frente Judaico de Judea y el Comité para la Liberación de Judea. Una sopa de letras que se detestan y escupen entre sí. En otros tiempos, ferviente antagonismo de puristas e impuros, oficialistas y revisionistas, marxista-leninistas, trotskistas y maoístas, PCE y PC-ML, PSOE y PSP. Fracturas internas, por un quítame allá ese dogma de fe o esa fidelidad al asterisco estratégico, que le impiden al cuerpo de la izquierda caminar conjuntado, un paso y luego otro, hacia la consecución de un objetivo en el horizonte.
Y, en la misma tónica, nos encontramos hoy con que,entre los dos mundos del gobierno de coalición, la sintonía ideológica es inexistente, y las tensiones personalistas de alto voltaje. Por no hablar de las chispas que saltan en el interior de cada miniformación. Podemos, Sumar, Adelante Andalucía… O Adelanteyo, que será el modelo de partido unipersonal al que se llegará, pese a los inútiles esfuerzos del esforzado Maíllo por articular un programa coaligado de izquierdas.
Triste es reconocerlo así, pero el sueño del Frente Popular tiene muy pocas posibilidades en democracia. El electorado piensa que, lógicamente, a qué viene eso de presentarse unidos a los comicios, para pasarse luego toda la legislatura compitiendo por la tajada, o poniéndose zancadillas para monopolizarla. Más práctica y descarada para las cuestiones de poder, la derecha populista lo concentra en manos de un caudillo que arrastra a las masas tras de sí. Pero claro, como en la izquierda estamos desencantados de caudillos, y nos repugna la idiotización del pueblo… Pues habrá que volverse, en su día, a los bancos de la oposición, a sufrir más que nunca, mientras nos lanzamos reproches sin fin, de hermanos en discordia, por la enésima guerra perdida.Como el FPJ y el FJP, ni más ni menos.




