El duelo por una mascota, un dolor todavía incomprendido
Profesionales y familias reclaman en Córdoba un espacio digno para despedir y recordar a los animales de compañía

Córdoba
El programa Hoy por Hoy Córdoba se ha detenido esta semana en un tema tan cotidiano como invisible: el duelo por la pérdida de un animal de compañía. En la provincia hay más de 200.000 mascotas registradas y, aun así, la tristeza tras su muerte sigue siendo un dolor poco reconocido.
Cada vez son más las personas que buscan ayuda profesional tras perder a su compañero animal. La la terapeuta gestal y transpersonal Eloisa Acosta lo ha resumido con claridad: “Cuando mueren estos seres, que ya no sabemos ni cómo llamarlos, porque no son mascotas sin más, el vínculo es tan estrecho que solo quien no ha convivido con un animal puede no entenderlo”. Para muchas personas mayores o que viven solas, añadió, estos animales ocupan “un lugar afectivo y emocional imprescindible para la salud y la estabilidad”.
El dolor por la perdida
Una de las claves, ha señalado Acosta, es reconocer el dolor sin juzgarlo: “Lo primero es entender que es natural. Validar ese dolor. Es tu dolor, tan importante como cualquier otro”. Y subrayó la importancia de pedir ayuda cuando no hay una red familiar o social que acompañe: “Vivir esto en soledad es tremendo; el impacto en la vida puede ser enorme”.


Por su parte Lola Martín, que dirige dos clínicas veterinarias en Córdoba, lo ve cada día. “El animal siempre va a estar pendiente de ti. Es puro amor, puro cariño hacia la persona. Por poquito que tú le des, te lo devuelve multiplicado”, explicó. Por eso, su marcha deja un vacío difícil de explicar. “Todavía me llega gente que me dice: ‘Esto no puedo hablarlo con nadie’”, comentó. “Cada vez hay más respeto, pero aún hay personas que no entienden lo que ese animal ha significado en la vida de alguien”.
Un lugar digno para el recuerdo, pero fuera de los cementerios
Martín ha habilitado en sus clínicas una sala de duelo para que las familias puedan despedirse de su animal con calma. “Es importante que estén el tiempo que necesiten, que pueda entrar quien quiera, que se viva el proceso de forma natural”, detalló. Y tanto ella como Eloisa han defendido que Córdoba avance hacia un espacio digno para el recuerdo. No ven conveniente ubicarlo dentro del cementerio municipal. “Creemos que es mejor que esté separado, para evitar conflictos sociales”, señalaron, y propusieron un entorno natural en la sierra donde incluso “plantar un árbol por cada animal”, una forma de repoblar y de dar un sentido simbólico al ciclo de la vida.
El difícil proceso de encontrar un sustituto
Y cuando llega el momento de incorporar a un nuevo compañero, Lola reconoce que suele aparecer una etapa de frustración. “Uno espera que sea igual”, dijo. “Pero cada animal es distinto. Su carácter, su energía, cómo se relaciona contigo… al final ocupa su propio lugar”. Para Eloisa, esa búsqueda del “sustituto perfecto” forma parte de la negación del duelo: “Intentamos prolongar lo que hemos perdido para no asumir ese dolor”.




