Francisco Márquez Salaverri presenta '45 años entre rejas', un testimonio directo sobre la realidad penitenciaria española
Entre internos y funcionarios: la historia de vida de un director de prisiones en Algeciras

Márquez Salaverri presenta su libro en radio Algeciras
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Algeciras
El Centro Documental José Luis Cano de Algeciras acogió ayer la presentación del libro 45 años entre rejas. La desagradable realidad de las prisiones, la obra en la que Francisco Márquez Salaverri, histórico funcionario y director penitenciario, repasa más de cuatro décadas dedicadas al sistema penitenciario español. Hoy, Márquez ha intervenido en nuestro programa para profundizar en las vivencias que recoge en esta publicación, desde sus inicios como funcionario hasta su larga etapa al frente del Centro Penitenciario de Botafuegos.
Con más de 70 años y ya jubilado, Márquez asegura encontrarse “bien, con algunas goteras”, y reconoce que el libro nace de la necesidad de contar episodios que, durante décadas, han permanecido ocultos para la mayor parte de la sociedad. A lo largo de sus páginas describe aciertos, contradicciones y carencias de un ámbito “al que pocos acceden” y en el que, según afirma, la transparencia siempre fue una premisa en su gestión. “Nunca he tenido miedo a abrir los centros a la prensa ni a la sociedad”, recordaba.
El autor relata cómo llegó al sistema penitenciario casi por casualidad, en 1980, tras haber estudiado Magisterio, trabajar como educador en un internado y desempeñar empleos temporales. Asegura que los centros penitenciarios de entonces distaban mucho de los actuales: “La evolución desde los años 80 ha sido enorme. La sociedad y los distintos gobiernos han invertido mucho en dignificar las prisiones, tanto para los trabajadores como para los internos”.
Entre los momentos más difíciles de su carrera, Márquez recuerda especialmente la huelga de funcionarios en la prisión de Sevilla en la que apenas una decena de trabajadores tuvo que atender a casi 2.000 internos. También destaca la incomprensión social hacia el mundo penitenciario, un ámbito “desconocido y desagradable” del que, apunta, apenas se habla porque “no da votos”.
El autor afirma no haber sufrido amenazas directas salvo algunas cartas de internos de ETA durante su etapa en Puerto I, y destaca que nunca tuvo graves incidentes en los centros que dirigió. Atribuye esa estabilidad a su cercanía tanto con los funcionarios como con la población reclusa y sus familias. “Siempre he recibido a quien me lo ha pedido. He intentado ser justo con presos y trabajadores”, destaca.
Márquez reconoce que lo que más le ha marcado han sido las muertes en prisión, tanto por sobredosis —especialmente relacionadas con el consumo clandestino de metadona— como por suicidios. “Es muy duro entregar a una persona viva y devolverla muerta”, afirma.
En 45 años entre rejas, el autor recorre centro por centro su trayectoria, incluido su largo periodo como director de Botafuegos, donde estuvo más de 16 años. Explica que su cese respondió a circunstancias como la quema de vehículos de funcionarios y sus declaraciones críticas en defensa de su equipo, así como a su estilo directo: “Nunca he sido agradable al poder, y nunca he tenido miedo a perder el sillón”.
Márquez asegura que escribir el libro ha sido una forma de compartir su experiencia con las nuevas generaciones de funcionarios. “He vivido esto con mucha intensidad y no podía quedarme con todas esas vivencias”, dice. Pese a la dureza del trabajo, afirma que volvería a dedicarse a lo mismo: “Entré por casualidad, pero es un mundo que me enganchó”.
El libro, editado por Imagenta, ya cuenta con las primeras 200 copias prácticamente agotadas. El autor estudia cómo facilitar nuevos puntos de distribución.




