Un Córdoba sin fútbol sigue decepcionando y no es capaz de ganar un Éibar que no tiró a puerta

Córdoba

El Córdoba volvió a decepcionar a su gente. Un triste empate a cero ante el peor equipo que ha pasado este año por el Arcángel y ante el que no supo en ningún momento cómo hacer daño.

De nada sirvió que el cuadro armero ni siquiera intentase un remate a puerta. Los blanquiverdes, especialmente ante un bloque bajo en defensa, es que directamente, no saben qué hacer. Ante el Éibar no hubo fútbol ni ocasiones (salvo el fogonazo de calidad individual de Carracedo). El resto, humo. El Córdoba se está volviendo un equipo predecible que solo sabe marear la pelota, pero no crea ocasiones reales y las pocas que crea, se van al limbo últimamente.

Jugando así, será muy difícil aspirar a algo más que a una salvación tranquila. No hay equipo para mucho más, salvo que en el mercado de invierno lleguen dos o tres jugadores que aporten goles y calidad. Si no, el año pinta a salvación y gracias. Ania no encuentra la forma de romper esta dinámica y como no se gane al Mirandés el domingo habrá que estar atentos a las decisiones que se tomen desde la cúpula del club, donde asisten desde hace seis semanas a la caída en resultados y juego.

Del partido poco más que decir. El Córdoba dominó desde el primer minuto ante un rival que se encerró atrás y que no tiró ni a puerta. Fue un dominio completo, pero sin saber qué hacer con el balón cuando se cruza el centro del campo, salvo los intentos del incansable Carracedo. Muy poco más.

La afición salió muy desilusionada del último partido en casa del año. Queda tiempo y margen para mejorar, pero o se hace rápido o la situación puede ser muy diferente en el nuevo año.