El hombre propone, Renfe dispone

El andaluz nace sabiendo que Huelva y Cádiz son las dos únicas provincias limítrofes en Europa no comunicadas directamente por carretera. Tenemos asimilado que el Coto de Doñana es un privilegio natural que conlleva responsabilidades. El sevillano, que gracias a Felipe González conoce la Alta Velocidad desde 1992, quince años antes que Barcelona, sabe que viajar en tren a Huelva es una experiencia de alto riesgo. Esta semana los viajeros se han quedado seis horas atrapados en medio del campo, en un lugar próximo a Benacazón.

Entre los casos particulares, gente que perdió otros trenes, vuelos, citas con el médico y entrevistas de trabajo. El hombre propone y Renfe dispone. La Guardia Civil tuvo que acudir para sacar a los afectados. Un número. El tren ha perdido su sello de garantía, ha dejado de ser un símbolo de excelencia, un icono de la mejor España: la que funciona y es puntual.

Quizás la peor sensación es que no se atisba una solución, ni por supuesto se obtienen explicaciones convincentes de la causa de tantas averías. Entre Huelva y Sevilla es mejor viajar en coche, en la A-49 que hemos visto construir tramo a tramo, de verano en verano.

De Huelva nos viene el agua de las lluvias y el contacto con el mar. Y también los trenes estresados que se paran de pronto en el camino como carretas peregrinas. Todos los viajeros a sestear. El hombre ha llegado a la luna, pero no ha resuelto la conexión ferroviaria entre Huelva y Sevilla.