Pedro Gómez Mancilla, Padre Pedro 50 años con tu Piñera

Algeciras

Este año se cumplen cincuenta años desde que Pedro Gómez Mancilla fue ordenado sacerdote un 25 de diciembre de 1975, en plena Transición española. Apenas un mes después, en enero de 1976, llegaba a la parroquia del Espíritu Santo de La Piñera, en Algeciras, como coadjutor del entonces párroco Vicente Peña. Desde entonces, su nombre ha quedado ligado de forma inseparable a esta barriada, donde es conocido cariñosamente como el cura del barrio.

La ordenación tuvo lugar en la parroquia de Santa Cruz de Cádiz, conocida como la Catedral Vieja, un templo muy vinculado a su historia personal y familiar, ya que allí fue bautizado, confirmado y donde también se casaron sus padres y su hermana. Gómez Mancilla recuerda aquel día como una celebración entrañable, rodeado de familiares, amigos y numerosos compañeros sacerdotes.

Su llegada a La Piñera estuvo marcada desde el primer momento por el trabajo con los jóvenes. Se incorporó a los grupos parroquiales ya existentes, como el club juvenil impulsado por Vicente Peña y el grupo scout, con el que comenzó una intensa labor pastoral y social. El destino no fue casual: el entonces obispo Antonio Dorado atendió su deseo de trabajar en una parroquia obrera y lo envió a Algeciras apenas tres semanas después de su ordenación. Cuatro años y medio más tarde, sería nombrado párroco.

Durante los años de la Transición y las décadas posteriores, la parroquia fue mucho más que un lugar de culto. En un barrio mayoritariamente católico, el templo se convirtió en punto de encuentro, apoyo y referencia para los vecinos. Especialmente recordadas son celebraciones como la misa del gallo, que llenaba la iglesia cada Nochebuena, una realidad que con el paso del tiempo ha cambiado debido a la transformación social y cultural del barrio.

Gómez Mancilla define La Piñera como una barriada “buena”, aunque reconoce que históricamente ha estado poco atendida por la administración pública. A lo largo de estos cincuenta años ha caminado sus calles a diario, manteniendo un contacto cercano con los vecinos, charlando, escuchando y acompañando en los momentos difíciles. Esa cercanía es, para él, una parte esencial del sacerdocio.

Uno de los periodos más duros que recuerda fueron los años setenta y ochenta, marcados por la irrupción de la heroína y el impacto devastador del sida entre los jóvenes del barrio. “Fueron los años más duros”, afirma, al recordar la pérdida de muchos chavales y el sufrimiento de sus familias.

A pesar de todo, si tuviera que volver atrás, no dudaría en elegir de nuevo La Piñera como lugar de su ministerio. Destaca la buena convivencia actual entre vecinos de distintas culturas y religiones, especialmente entre los niños, y el arraigo de muchas de las familias que iniciaron la barriada.

En este 50 aniversario, que coincide con la Navidad de 2025, el sacerdote expresa un deseo claro: seguir fomentando la solidaridad. Ejemplo de ello es el tradicional concierto solidario previo a la Navidad y el nuevo proyecto impulsado desde la parroquia para construir un pozo en un poblado del África subsahariana, una iniciativa que ha despertado una gran respuesta vecinal. Para el padre Pedro, la solidaridad “tiene que ser universal y siempre pensando en los más pobres”.

Cincuenta años después de su ordenación, Pedro Gómez Mancilla continúa siendo una figura imprescindible en La Piñera, no solo como sacerdote, sino como referente humano y social de todo un barrio.