La literatura andaluza se mira al espejo: un observatorio para leernos mejor

Cádiz

Un espejo, la refracción de una imagen, una fotografía... Radio Cádiz organizó este jueves 18 de diciembre nueva entrega del Ciclo Citas Literarias, un espacio en colaboración con la Fundación Unicaja, que acogió la presentación del Observatorio de las Letras, un ambicioso informe que radiografía el estado de la creación literaria en Andalucía y que, más que cerrar diagnósticos, abre preguntas necesarias.

Desde el Centro Cultural de la Fundación Unicaja, cuatro voces distintas y complementarias —Enrique Baena, Juan José Téllez, Gudrun Palomino y Jesús Baena— fueron desgranando una conversación que tuvo algo de espejo, algo de mapa y mucho de invitación a seguir leyendo.

El catedrático Enrique Baena, coordinador del Observatorio, rehuyó la idea de una imagen fija. “Más que un espejo, es una refracción”, dijo, para explicar que el libro no pretende atrapar una totalidad imposible, sino mostrar la riqueza de un sistema literario donde conviven la literatura culta y la popular, la academia y la calle, el canon y el folklore. Una literatura que se reconoce incluso en su acento, en esa “gracia” andaluza que ha querido hacerse palabra escrita sin renunciar a su origen oral.

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El periodista y escritor Juan José Téllez aportó una de las reflexiones más evocadoras de la tarde al detenerse en esa convivencia de registros. “Creo que el pueblo andaluz es más propenso al mester de juglaría que al de clerecía”, afirmó, para explicar que en Andalucía la poesía suele viajar con música, con el cante, con el carnaval, con el flamenco o el pop, escrita muchas veces “en el aire” antes que en la página. Una inclinación popular que, lejos de empobrecer la literatura, la ha alimentado históricamente y ha dialogado, no sin tensiones, con las instituciones. “Se escribe como se es y se gestiona como se es”, resumió, recordando que incluso lo oficial ha intentado, en ocasiones, acercarse al “olor a puchero de las calles”. Para Téllez, lo importante no es el formato sino la esencia: “La literatura 2.0 es la misma literatura de siempre, pero con otro envoltorio”.

Desde una perspectiva generacional y contemporánea, la escritora y traductora Gudrun Palomino puso el foco en la vitalidad de las nuevas voces andaluzas y en la ruptura de fronteras entre márgenes y centro. Redes sociales, editoriales independientes, premios y nuevas formas de difusión componen hoy un “amalgama enriquecedor” donde conviven jóvenes autores, lectores adolescentes y tradiciones consolidadas. “Lo importante es leernos”, subrayó, “jóvenes y mayores, en ambas direcciones”.

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El investigador y crítico Jesús Baena habló de un tiempo de búsqueda. De una literatura que quizá ha perdido discursos fuertes pero ha ganado deseo de encontrar nuevas formas de decir y de estar en el mundo. Frente a la dispersión, defendió la necesidad de amar la literatura sin convertirla en mero producto: “Huir del mercadeo y volver a la literatura como experiencia”.

El Observatorio —coincidieron— no solo muestra lo que hay, sino también lo que falta: mayor atención a la autoedición, a la transformación digital, a los nuevos hábitos de lectura y escritura. En palabras de Enrique Baena, “lo que de verdad hay aquí es lo que no tenemos todavía”. Y, aun así, la literatura aparece como un espacio de resistencia íntima: “Frente a la insignificancia a la que a veces nos empujan los sistemas, la literatura es una palabra que redime”.

La conversación se cerró con una idea compartida: leer sin orejeras, sin miedo a los formatos, sin jerarquías rígidas. Leer como memoria, como presente y como futuro. Quizá ahí resida la verdadera función de este Observatorio: recordarnos que la literatura andaluza sigue viva, múltiple y en movimiento, esperando que alguien —al otro lado de la página— vuelva a mirarla.