Lopy y el Almería: el lí­der intermitente

Almería

Rubi lo tiene claro con el senegalés y se ha convertido en uno de los pilares para el ascenso. Hay una total confianza en el internacional y sabe toda la categoría de plata que estando bien físicamente será uno de los once. No ha tocado techo y está siendo seguido por clubes de Primera, pero quiere subir con el Almería y le pone muchas ganas a todo lo que realiza; ha llegado al parón con la reserva encendida: muy justo de gasolina como la mayoría de sus compañeros. Un líder intermitente que en Málaga firmaba su peor partido.

Lopy, está llamado a echarse al Almería a sus espaldas. Es la piedra angular en el centro del campo y le aporta mucho al equipo: sosteniendo y atacando. Como la mayoría de compañeros disfrutaba de su esplendor en esa llamada velocidad de crucero (que apuntaba el entrenador), pero no termina de asumir el mando de las operaciones, y por la forma de entender el juego su entrenador: se le necesita para la causa, siempre dando su mejor versión, ya que Lopy lo puede conseguir.

Puede valer en su descargo, que la mayoría de rivales lo tapan poniendo siempre uno más en la zona ancha y esto obliga a Lopy a realizar un plus en cada partido. El Almería juega con dos futbolistas en el centro del campo y los rivales saben como neutralizar la fuerza del senegalés, ganando la parcela a base de superioridad numérica. Dzodic se ha convertido en su pareja más habitual y han brillado en algunos partidos, y en otros se han quedado cortos en su labor. La Segunda no perdona.

El Almería que despedía el año natural en La Rosaleda, llegaba justo de fuerzas y lo anunciaba su entrenador a los cuatro vientos. Lopy no es de otra pasta y se le ha notado, como al resto de compañeros, estar lejos de la mejor versión, llegando muy justos al parón. Lopy no lidera al Almería como corresponde a un futbolista de su nivel. Lo siguen clubes de LaLiga y tiene calidad para dar el salto. Se quedaba para ascender con sus compañeros y necesita dar un paso al frente.

Falta de gasolina en diciembre

Sus números exactos los tiene el Almería. Su respuesta física igual dice lo contrario, pero el mejor Lopy siempre está por llegar y lo saben club y jugador. Cuando se enchufa al partido lo nota el equipo, y cuando no es su mejor día lo paga el colectivo. No llegaba al parón sobrado de fuerzas y se le ha notado que necesita una desconexión para volver con todo su esplendor. Con el depósito lleno seguro que disfruta el Almería de su líder. Hay que cargar las pilas y liderar como corresponde. Las vacaciones le vendrán bien. Su partido en La Rosaleda lo retrata.

Le ha pasado a otros compañeros, pero en Lopy todo se magnifica por su esplendor competitivo. Es un futbolista que abarca mucho campo y se tiene que encontrar en su plenitud para hacerlo. Ir de un área a otra ya no se da tanto, porque Dzodic suele ayudar a los centrales en la salida de balón. Más comedido con las tarjetas amarillas, ha tenido encuentros brillantes y otros donde se ha desconectado y lo ha notado el equipo. Hubo partidos en los que no llegó a liderar al Almería.

Irregular a lo largo de los partidos

No es de los primeros en enchufarse al equipo. Cuando no toca la pelota y no participa en el juego, se le notan las ganas de ayudar y en su deseo de hacer muchas cosas a la vez, rifa balones y esos pases medidos pierden equilibrio. La versión Lopy si se hace irregular lo notan mucho los compañeros, ya que roba muchos balones y es el encargado de lanzar las temidas transiciones para hacerle daño a los rivales. Si la pelota no pasa por sus botas lucha por conseguirla y no para hasta que alcanza su velocidad de competición.

Superados por número en la medular

En el descargo de Lopy está el modelo Rubi que contempla dos jugadores en la zona ancha, que pueblan de futbolistas la mayoría de rivales. Dos para tres, cuatro y hasta cinco se ha dando en determinados partidos y así es muy complicado que brille el senegalés. Los contrarios ya saben que Lopy marca los tiempos del Almería, y la mejor forma de neutralizarlo es poner uno o dos jugadores más para quitarle la pelota y hacer sufrir a Lopy y a sus compañeros. Hubo partidos donde no hubo forma de frenarlo, ya que se le notaba feliz en el campo; otros donde no era capaz de tomar el mando de las operaciones, con cierta ansiedad por sus ganas de ayudar al equipo. Le falta un paso al frente para cumplir con el guion establecido: liderar al Almería desde la medular para llevarlo a Primera División. Ojalá el partido de La Rosaleda haya sido un