Petardos en Navidad: normas, sanciones y cómo proteger a personas y mascotas del ruido

Málaga

Las fiestas navideñas son sinónimo de celebración, pero para muchas personas el estruendo de los petardos no es diversión, sino ansiedad, insomnio o sustos. Mayores, bebés, personas con autismo y animales sufren especialmente el impacto del ruido, que puede provocar desorientación, crisis nerviosas o auténtico pánico. Hemos querido analizarlo en el programa Hoy por Hoy Málaga. Ya puedes escuchar el reportaje.

¿Qué dice la normativa?

La regulación distingue entre venta y uso. En cuanto a la venta, los artículos pirotécnicos de categoría F1 (muy baja peligrosidad) solo requieren una declaración responsable ante la Guardia Civil, siempre que no se superen los cinco kilos. Los de categorías F2 y F3, de mayor peligrosidad, necesitan autorización expresa de la Subdelegación del Gobierno y licencia municipal. Además, está prohibida la venta ambulante y la comercialización a menores: 12 años para F1, 16 para F2 y 18 para F3.

Respecto al uso, lo marcan las ordenanzas municipales. En la ciudad de Málaga, la Ordenanza de Convivencia prohíbe portar mechas encendidas y explosionar petardos en la vía pública. El bando navideño de este año solo permite el uso en zonas no residenciales, aisladas y a más de 300 metros de cualquier edificación, arboleda o parque. La Policía Local vigila el cumplimiento, mientras que la Guardia Civil inspecciona los puntos de venta.

Sanciones en cifras

El incumplimiento de estas normas puede salir caro. En Málaga, encender mechas o tirar petardos en la vía pública sin autorización se sanciona con multas de hasta 750 euros. En Andalucía, la Ley de Espectáculos considera infracción grave el uso indebido de pirotecnia, con sanciones que van desde 330 euros hasta más de 30.000 euros. A nivel estatal, la Ley de Seguridad Ciudadana establece multas de entre 601 y 30.000 euros, además de la incautación del material.

¿Por qué preocupa tanto?

El ruido de los petardos afecta especialmente a dos colectivos vulnerables: personas con autismo y animales domésticos. Francisco Guerrero, director de la Cátedra de Inclusión Educativa del Autismo en la UMA, lo explica así: “Es como si tuvieran dos micrófonos abiertos en cada oído. Un sonido imprevisto se amplifica en su cerebro y puede provocar ansiedad, autolesiones o crisis de pánico”.

Por su parte, la veterinaria Rosana Álvarez advierte que los petardos pueden causar cuadros de pánico en perros y gatos, con síntomas como temblores, taquicardia o intentos de huida.

Consejos prácticos para reducir el impacto del ruido

Para las personas con autismo, los expertos recomiendan anticipar que habrá ruido y avisar con tiempo, utilizar auriculares antirruido para disminuir la intensidad sonora y aplicar técnicas de desensibilización gradual, que consisten en exponer de forma controlada al estímulo con apoyo de relajación. También es importante buscar espacios tranquilos y evitar zonas concurridas.

En el caso de las mascotas, conviene preparar una zona segura en casa, como una habitación interior o un refugio con mantas y juguetes. Reducir el impacto del sonido cerrando ventanas y persianas, y acompañarlo con música suave o ruido blanco, puede ayudar a calmarles. Es fundamental mantener la calma, no regañarles ni obligarles a acercarse al ruido. Si el miedo es intenso, lo mejor es consultar con el veterinario para valorar productos calmantes o medicación.